El conversatorio se extendió a temas desde múltiples visiones que se constituyeron en núcleos para generar incógnitas y nuevos ejes de investigación entre los expositores y los participantes (virtuales y presenciales); esto permitió ahondar en el pasado y develar nuevas evidencias en los efectos inmediatos de la conquista.
La ponencia de Víctor Castillo fue: Chiantla Viejo y las otras guerras de conquista en las Tierras Altas mayas. (Aunque existe documentación relativamente abundante sobre la llegada de los españoles y sus aliados del centro de México a los grandes centros de las Tierras Altas mayas como Iximché, Q’umarkaaj y Zaculeu en el siglo XVI, se sabe poco sobre cómo los centros menores experimentaron las guerras de conquista.
Tomando como base los resultados de las investigaciones arqueológicas e históricas en el sitio Chiantla Viejo (un pequeño centro mam ubicado en la cuenca del Río Selegua en Huehuetenango) que las comunidades pequeñas emplearon durante este período crítico.
Estas incluyeron además de la guerra, la negociación con los encomenderos españoles, la conversión temprana al cristianismo y, el abandono y reocupación intermitente de los centros ceremoniales.
La siguiente ponencia fue expuesta por Luis Manuel Gamboa Sáenz, La encomienda en la provincia de Chiapas cómo herramienta para la definición del territorio durante el siglo XVI.
El expositor desde el inicio dejo claro que su ponencia era el resultado de dos investigaciones, que para lograr esto, se hizo necesario revisar los siguientes elementos: primero, analizar las conquistas de Chiapas; segundo, las encomiendas otorgadas; tercero, el conflicto de Pedro de Portocarrero y Diego de Mazariegos; cuarto, las modificaciones de la propiedad de la encomienda para poder definir los cambios del territorio que existió entre 1524-1535; justo antes de la creación del Obispado de la provincia de Chiapas; este proceso significó un cambio distinto del territorio.
El resultado es un estudio cualitativo establecido en los análisis documentales primarios y secundarias.
El nivel de análisis propuesto en la historia interpretativa; con base en los vacíos históricos de la misma época.
Ha sido elaborado desde el análisis crítico de fuentes con la finalidad de sugerir la cartografía histórica, método de investigación que trabaja con la herramienta cartográfica digital QGIS, también el concepto del plurilingüismo como parte de la concepción sociocultural previa a la conquista.
Los logros obtenidos fueron identificados: la ubicación de las encomiendas de la provincia de Chiapas que permiten visualizar los límites territoriales, esto es presentado con propuestas realizadas por el autor, desde el análisis histórico cartográfico, mapas modernos de los posibles trazados limítrofes.
Además, al analizar el proceso Mazariegos-Portocarrero fueron detectados detalles como, antes de su llegada, la provincia de Chiapas estuvo dividida en dos provincias, Portocarrero fundó una tercera parte y con Mazariegos fue unificado todo el territorio.
La exposición de la ponencia de José Molina Calderón fue: “La moneda antes y después de la Conquista”. Cuando se llevó a cabo la conquista de Guatemala, el mundo indígena disponía de un sistema monetario basado principalmente en el cacao, como la moneda más usual.
Además, comerciaban a base de trueque con productos como plumas de quetzal, mantas de algodón, pedacitos de jade, entre otros.
Al llegar los españoles, Pedro de Alvarado se vio en la necesidad de pagar a sus soldados y requirieron oro a los indígenas y empezaron a buscar minas.
En una de las primeras actas del ayuntamiento de la ciudad de Santiago de Guatemala de fecha 12 de diciembre de 1524, se observa que se empezó a usar una unidad de cuenta basada en el sistema monetario español.
En efecto, al disponer el valor del trabajo de sastres y herreros se utiliza las unidades de cuenta española tales como: ducado, tomín, peso y castellano.
Debido a que no había moneda española fraccionaria en gran cantidad, se empezó a utilizar un sistema híbrido entre lo maya y lo hispano, de tal manera que se utilizaba profusamente el cacao y la moneda española.
Se siguió practicando el trueque, solo que también incluyeron los productos hispanos en estas transacciones.
Podemos decir que la moneda fraccionaria llegó acuñada de la Península Ibérica y de Nueva España.