En la remota área de Ixcán, Quiché, la salud de la población se debate entre la precariedad y la urgencia. Lo que en papeles es un Centro de Salud Tipo A, reconocido como Centro de Atención Integral Materno Infantil (Caimi), hoy opera como un hospital nacional de facto que sirve, en condiciones deplorables, a aproximadamente 120 mil personas.
Ubicado dentro de la Sexta Brigada de Infantería del Ejército de Guatemala, este centro ha estado funcionando los últimos 22 años en instalaciones no aptas para la atención hospitalaria, pese a que en 2013 el gobierno de Otto Pérez Molina inició la construcción del Hospital de Ixcán, al cual se le otorgó el nombre de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, obra que quedó a medias por falta de pago a la empresa ejecutora.
Desde la carencia de espacios adecuados hasta la escasez de insumos y equipamiento médico, las deficiencias son evidentes en cada rincón del Caimi.
Las áreas que deberían ser estériles tienen ventanas rotas que dejan entrar polvo y suciedad, mientras que los pisos agrietados y con agujeros se convierten en espacios para la acumulación de sangre y otros fluidos corporales.
El moho se cierne en las paredes y techos, evidenciando la falta de mantenimiento y la constante presencia de humedad, como constató el Diario de Centro América.
A pesar de atender un promedio de 80 pacientes diarios y hasta 16 partos en un día, el lugar carece de camas suficientes. Las áreas de Ginecología, Maternidad y posparto se ven especialmente afectadas, con solo 14 espacios disponibles para una demanda abrumadora, por lo que han tenido que habilitar un corredor para pospartos, donde las pacientes y sus recién nacidos permanecen prácticamente a la intemperie.
En días de alta afluencia, los lechos se comparten entre enfermos, con hasta dos personas alojadas en un solo espacio.
Esta situación no solo compromete su privacidad y bienestar, sino aumenta el riesgo de infecciones cruzadas y complicaciones médicas. Esto y otros factores han incrementado, en los últimos 10 años, los decesos del 8 al 17 por ciento.
Quirófano y áreas críticas
El quirófano, una vez almacén de armamento militar, no cumple con estándares mínimos de higiene y seguridad para cirugías. Las paredes manchadas por el óxido y el reciente desprendimiento de revestimientos del techo son una muestra de las preocupantes condiciones.
El área de neonatología tampoco está exenta de problemas, con una sola incubadora y dos módulos térmicos para el cuidado de hasta seis bebés prematuros, ubicados en el mismo espacio donde se realizan partos y se atienden posoperatorios de cesáreas.
La escasez de fármacos, insumos y equipamiento médico agrava aún más la situación. Con niveles de abastecimiento por debajo del 80 por ciento para las necesidades de una atención respetable, los pacientes enfrentan dificultades para recibir tratamientos convenientes y oportunos.
Otros desafíos
Para aquellos que necesitan atención especializada, el camino hacia hospitales adecuados implica viajar largas distancias. Los centros de atención más cercanos se encuentran hasta tres horas de
camino en vehículo.
El director del centro, Erwin Tot, explicó que la situación es un llamado urgente para actuar. “La población de aquí merece acceso a una atención médica digna y segura, y es responsabilidad de las autoridades garantizarla”, afirmó.
Tot resaltó que se necesitan inversiones significativas en infraestructura, recursos humanos y equipamiento médico. “Más allá de las promesas políticas, se requiere de un compromiso genuino y sostenido, que asegure que ningún paciente sea abandonado debido a la falta de atención adecuada”, agregó.
Visita y posible solución
Ana Luisa Olmedo, portavoz del Ministerio de Salud, explicó que el Viceministerio de Atención Primaria realizó una evaluación del servicio. “Sabemos las condiciones en las que están y al ministerio le preocupa y se enfoca en resolverla”, informó Olmedo.
Por solicitud del alcalde municipal, Roberto Sub, la Comisión Presidencial de Asuntos Municipales (Copresam) coordinó a inicios de abril una visita de campo para constatar las condiciones en las que se encuentra el Caimi. “Está por colapsar, y las personas no pueden seguir recibiendo atención en ese lugar”, explicó en una entrevista la comisionada Alida Arana Vicente.
Añadió que en esa ocasión se acordó con las autoridades municipales y del MSPAS que el Caimi podría trasladarse, en mayo próximo, a unas nuevas instalaciones propiedad de la comuna, para lo cual la municipalidad y la cartera salubrista tendrán que concretar un acuerdo interinstitucional en el corto plazo.
Promesas incumplidas y obra abandonada
El Centro de Atención Integral Materno Infantil (Caimi) en Ixcán, Quiché, carece de instalaciones adecuadas, mientras a menos de siete kilómetros yace abandonada la construcción del Hospital Nacional Roxana Baldetti, desde hace más de una década.
Prometido como un faro de desarrollo para la región, el nosocomio, cuya primera piedra fue colocada en abril de 2014 por la entonces vicepresidenta, se ha convertido en una prueba más de la corruptela.
La empresa contratada, Servicios de Construcción Comunitarios y Comerciales (Sercco), recibió un contrato por 79 millones 630 mil quetzales. Aunque se pagó un anticipo de 15 millones 926 mil quetzales en 2013, la obra nunca se completó, dejando una deuda pendiente y una comunidad desatendida.
A pesar de los intentos recientes de supervisión por parte del Ministerio de Salud y de la Copresam, el acceso al sitio ha sido denegado por guardianes contratados por Sercco.
Mientras tanto, el monte crece sobre estructuras de hierro oxidadas, recordando a la comunidad que las promesas incumplidas tienen un costo humano.