Zully Magzul,
Voluntaria, Oficina de la Coordinación Residente
zully.magzulpatald
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En 2009, la Asamblea General designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, al reconocer la importancia de promover la armonía con la naturaleza y la Tierra para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras.
El origen de esta conmemoración se remonta a 1970, un periodo en donde la protección del medioambiente no era priorizada en la agenda política, marcando el inicio de la expansión de esa emergente conciencia colectiva al ámbito internacional.
En 1972, se organizó la primera gran conferencia sobre cuestiones medioambientales: la Conferencia de Naciones Unidas del Medio Ambiente Humano en Estocolmo.
El Principio 1 de la Declaración resultante de dicha conferencia sostiene: “el hombre tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medioambiente para las generaciones presentes y futuras”.
La protección del medioambiente responde a uno de los cinco pilares de la Agenda 2030, las cuales son planeta, persona, prosperidad, paz y alianzas. La Agenda 2030 identifica que los efectos negativos de la degradación del medioambiente y el cambio climático son barreras para alcanzar el desarrollo sostenible.
Es importante hacer un llamado a la conciencia sobre nuestras acciones para el cuidado y preservación de nuestra casa común.
En la Cosmovisión Maya, la tierra es sagrada y considerada como una madre que da vida y a la que se le debe cuidar, ya que provee y nutre a todas las creaciones que habitan en ella. Las tierras, territorios y recursos son elementos fundamentales que permiten la continuidad histórica y la plenitud de la vida, la espiritualidad y el desarrollo.
El libro sagrado Maya, Popol Vuh, relata que con el maíz fuimos formados, siendo un regalo de la Madre Tierra, reflejando la profunda conexión entre la humanidad y la naturaleza. De esa manera, resalta la importancia de vivir en equilibrio, a partir de una visión basada en el respeto y la armonía con la naturaleza, poniéndola en el centro de todo.
Nuestras abuelas y abuelos realizaban diversas prácticas y ceremonias para expresar su gratitud y respeto hacia la Madre Tierra como proveedora de vida, tales como la ofrenda de alimentos y rezos.
Lamentablemente hoy en día esas buenas prácticas y costumbres se han ido perdiendo y solo una minoría de personas las siguen realizando.
La cultura maya a través de sus creencias, prácticas y valores ha perdurado a lo largo de los siglos, pero actualmente enfrenta desafíos debido a la degradación ambiental, la deforestación, la contaminación y el cambio climático.
Factores que amenazan la salud y la integridad de la Madre Tierra, poniendo en peligro su sostenibilidad, especialmente la de las comunidades mayas y su conexión espiritual con la naturaleza.
En un mundo cada vez más dominado por la tecnología y la industrialización, la sabiduría y conocimientos de nuestros ancestros se hace más necesario para que las actuales y futuras generaciones los pongan nuevamente en práctica.
En Guatemala ha habido resultados alarmantes relacionados con la contaminación y descuido que hemos tenido con nuestra Madre Tierra.
En 2014, el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales reportó que “más del 90 por ciento de las fuentes de agua existentes tienen contaminación bacteriológica”.
En 2021, de acuerdo con el Índice de vida y calidad del aire (0), Guatemala es el 16º país con peor calidad del aire en el mundo, ya que las personas guatemaltecas respiramos un aire hasta 10 veces más contaminado de lo recomendado por la OMS.
En este sentido, en el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, es importante hacer un llamado a la conciencia sobre nuestras acciones para el cuidado y preservación de nuestra casa común, inspirándonos en los valores de nuestras culturas ancestrales quienes respetaban a nuestra Madre Tierra.
Somos el presente para un mejor futuro y nuestro deber es defender, cuidar y estar en equilibrio con el Ruk’ux Kaj – Ruk’ux Ulew (Corazón del Cielo – Corazón de la tierra).
