Durante lo que va del año, esta administración ha incautado más cocaína que toda la decomisada en 2023. El dato, que se escribe fácil, tiene un trasfondo que va mucho más allá de la evidente disposición de las fuerzas de seguridad de combatir los cárteles de la droga.
Estos resultados reflejan la confianza y el respeto que el gobierno que lidera el binomio compuesto por el presidente Bernardo Arévalo y la vicemandataria Karin Herrera, generan en el ámbito internacional. La relación tú a tú que prima ahora entre nuestros gobernantes y sus homólogos de Latinoamérica y Europa permiten que las amistades sean francas, abiertas y de apoyo mutuo.
El Estado de Guatemala dejó de ser el paria de la región. La fama de ser una nación inmanejable, violenta y corrupta poco a poco se esfuma y se erige como la república que somos: trabajadora, decente y emprendedora.
Eso explica por qué en los primeros 59 días de 2024 se han confiscado 5 mil 209 kilos de cocaína, más que los 2 mil 029 del año anterior. El logro no deviene de una mayor inversión en equipo y recursos, aunque sí evidencia la voluntad política de las actuales autoridades de frenar el trasiego de estupefacientes que destruye vidas y esperanzas, en especial, de niños y jóvenes que son atrapados por las mafias.
El refrán que advierte que “los actos comunican más que las palabras” se ajusta a los nuevos vientos que soplan en el Organismo Ejecutivo, que es dirigido por personas probas, capaces y comprometidas con el desarrollo inclusivo.
Los ejemplos de honestidad, transparencia, democracia y rendición de cuentas que emanan del Palacio Nacional de la Cultura son seguidos por ministros y secretarios, lo cual perciben y reconocen los aliados internos y externos que comparten los nuevos principios y valores que caracterizan a quienes hacen gestión pública.
Soñar con una nueva primavera es relativamente fácil, lo difícil es construirla y heredarla, como está ocurriendo ahora.