El inicio del Ramadán en plena guerra en la Franja de Gaza preocupa a la comunidad internacional, en medio de conversaciones estancadas para lograr el alto el fuego, y con el temor de que el mes sagrado para los musulmanes pueda derivar en episodios violentos.
La primera jornada del Ramadán se desarrolló sin graves incidentes en Jerusalén, donde hasta 35 mil fieles acudieron a la Explanada de las Mezquitas a rezar, pese a que el domingo por la noche la policía israelí impidió la entrada de algunos grupos de jóvenes musulmanes en el que es considerado el tercer lugar sagrado del Islam.
Son precisamente esas restricciones las que preocupan a las autoridades palestinas conocedoras de que en anteriores años la policía ha arremetido contra los que acuden a rezar allí.
“Condenamos enérgicamente las restricciones impuestas a los palestinos durante el mes sagrado del Ramadán con respecto a la entrada a la Mezquita de Al-Aqs”, dijo ayer el portavoz de la presidencia de la Autoridad Palestina, Nabil Abu Rudeineh.Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había garantizado la semana pasada el acceso libre a los fieles a la mezquita de Al Aqsa pese a las insistencias de algunos de los sectores más radicales de su gobierno de no permitirlo.
Bombardeos
Por otra parte, cazas israelíes bombardearon el Valle de la Bekaa, en el este del Líbano, en su segundo ataque contra ese importante bastión del grupo chií Hizbulá desde el comienzo de las hostilidades entre ambos, hace más de cinco meses, informaron medio estatales libaneses.
Al menos cuatro bombardeos alcanzaron diferentes puntos en las inmediaciones de la ciudad de Baalbek, como el área donde se ubica el Hospital Universitario Dar al Amal en Douris; y otros más alejados de esa localidad turística, como el pueblo de Shmustar, indicó la televisión pública TeleLiban.