Los mafiosos están avisados: el ente colegiado que se encargará de identificar y evitar el saqueo de fondos públicos quedó instalado. La lucha que desde el primer día de gestión iniciaron el presidente Bernardo Arévalo y la vicemandataria Karin Herrera para devolver la decencia en las instituciones públicas se fortaleció ayer, cuando se instaló la Comisión Nacional contra la Corrupción (CNC).
Los objetivos están claramente definidos e identificados, lo cual evitará las improvisaciones. Lo cierto es que, como manifestó el propio gobernante, el Organismo Ejecutivo avanza en el cumplimiento del propósito de los guatemaltecos de depurar las instituciones y “librarse de las ataduras que han impedido el desarrollo y mantenido a nuestros hermanos en condiciones de pobreza”.
Aunque a las autoridades les ha sido difícil cuantificar los despojos, la ministra de Comunicaciones, Jazmín de la Vega, afirmó recientemente que los ofrecimientos rondan el 30 por ciento del valor de la obra, en especial, cuando se trata de carreteras y puentes o construcciones de
escuelas, hospitales o infraestructura productiva.
La CNC, ente que trabajará con autonomía, será dirigida por Santiago Palomo Vila, profesional graduado de la Facultad de Derecho de Harvard, donde recibió el premio del Decano, por Liderazgo comunitario. Junto a él hay otros seis funcionarios, quienes tendrán asesoría de un consejo conformado por seis líderes de la sociedad civil organizada, academia, pueblos indígenas y sector privado.
Los citados asumen la enorme responsabilidad de devolverle al Gobierno su verdadera razón (procurar el bienestar social), pero conviene decir que no estarán solos, que tras ellos hay 18 millones de compatriotas que están hartos de la obscena deshonestidad de quienes han robado a manos llenas, ante la indiferencia de los órganos llamados a velar por la probidad.
“El Gobierno y el pueblo no toleran la corrupción”, resaltó Arévalo, como un hasta aquí al
desenfreno de los criminales de cuello blanco y conciencia negra.