El Barcelona hizo casi todo lo que tenía que hacer en la “casa de Maradona”, pero le faltó lo más importante, liquidar cuando pudo, pues dominaba por el tanto de Lewandoski y el Nápoles pululaba desahuciado, y dejó vivir a un equipo al que solo le hizo falta un disparo entre los tres palos, el del enmascarado Victor Osimhen luego de un error de Íñigo Martínez, para dejar la eliminatoria abierta de par en par para la vuelta.
El Barsa comenzó el duelo con todo el poso y autoridad que tenía que mostrar sobre un rival mermado por el despido de su entrenador, pero acabó con la soga al cuello, superado por las embestidas finales de un cuadro celeste que tiró más de corazón que de cabeza y que contrarrestó su inferioridad general con un destello individual, en acción de Osimhen, facilitada por la premura de Martínez, para marcar en el único disparo a puerta del equipo italiano.
Nápoles volvió a respirar gracias a su héroe. Y por la permisividad y falta de acierto de un equipo que mereció más en la primera parte, pero que no sufrió lo debido por el momento actual de incertidumbre que rodea al cuadro local. Dominio sin recompensa que desembocó en un empate como castigo.
Sobre la hora
Una fenomenal actuación defensiva y gol en el último suspiro del brasileño Wanderson Galeno tumbaron al Arsenal de Mikel Arteta, que cayó por 1-0 contra un Oporto que frenó con maestría a la aplanadora londinense.
La diana tardía en la ida de octavos de final fue el merecido premio para una defensa del Oporto que frenó uno de los mejores ataques de Europa, y el merecido escarmiento para unos gunners que estuvieron irreconocibles. Siete disparos, ninguno de ellos a puerta, y 10 saques de esquina, muchos de los cuales acabaron en faltas ofensivas, son algunas de las cifras del cuadro de Arteta, que tendrá mucho que mejorar no solo para la vuelta, sino para el inminente choque contra el Newcastle.
