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Hace diez días la lluvia se convirtió en el mayor aliado de la vegetación de los cerros orientales de Bogotá, Colombia, mientras autoridades y expertos plantean las estrategias necesarias para recuperar los centenares de hectáreas arrasadas por más de 30 incendios forestales simultáneos, avivados por las sequías y el fenómeno de El Niño.
“No hay que salir corriendo a plantar matas; a veces, esas acciones pueden hacer más daño”, alertó el especialista de restauración ecológica Juan Francisco García. Por su parte, profesionales de la Universidad Nacional, el Jardín Botánico de Bogotá y el Instituto Humboldt ya empezaron a trazar un plan de acción junto al Ministerio de Ambiente, la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la Secretaría de Ambiente para recuperar las zonas calcinadas.
Lo que más preocupa ahora a los equipos de reforestación es que no se pierda el suelo por las fuertes lluvias y la prioridad es “buscar mecanismos para que las plantas nativas vuelvan a brotar naturalmente como hacen en los páramos”.
La recuperación es un trabajo de paciencia y precisión, pues puede tardar hasta 20 años en volver al estado anterior y debe ser dirigida por los expertos.