Fotos: Danilo Ramírez
El Comité Pro Ciegos y Sordos de Guatemala opera 25 centros y programas dedicados a la educación y rehabilitación, donde cientos de personas con discapacidad buscan formación. En el ámbito de la enseñanza, alrededor de 900 estudiantes se benefician con estos recursos, los cuales se financian mediante la venta de la Lotería Santa Lucía.
Este año, se realizó una expansión significativa: la implementación de clases inclusivas en todos los niveles educativos, desde kínder hasta el nivel básico, en contraste con años anteriores. El referido comité considera que este sistema es fundamental, ya que permite a los niños sordos interactuar con personas oyentes y expandir sus círculos más allá de la familia, además de fomentar la empatía y la sensibilización entre los estudiantes.
Un ejemplo
El Centro de Educación Continuada para Adolescentes con Discapacidad Auditiva (Cecada), ubicado en la zona 1 de la capital, ha llevado a cabo clases inclusivas durante los últimos cuatro años. Actualmente, cuenta con una matrícula de 44 alumnos con discapacidad auditiva y 22 sin esa situación. Existe la expectativa de inscribir a 75 este año.
La directora del Cecada, Marisol Cordón, explicó que se cobra una cuota simbólica después de un estudio socioeconómico. La institución cuenta con un equipo de maestras capacitadas para atender las necesidades diversas de los educandos.
Además de lo académico, el mencionado centro dispone de servicios complementarios, incluyendo una escuela para padres donde se enseña lengua de señas y se ofrece atención psicológica tanto para educandos como para sus familias.
Adicionalmente, proporciona orientación vocacional y laboral, con talleres de experiencia de trabajo en colaboración con varias empresas locales, para preparar a los adolescentes a incursionar en el ámbito del empleo. El rango de edad de los alumnos es de 13 hasta los 18 años, y el recinto suma, además, programas de educación por madurez los fines de semana.
Servicio con calidez
Cada centro educativo del comité cuenta con personas con discapacidad que ofrecen servicios de calidad y calidez. Este es el caso de Karina Jacobo, quien labora como maestra de nivel primario en el Cecada.