La participación del jefe de Estado, Bernardo Arévalo de León, y de la vicemandataria, Karin Herrera, en la ceremonia ofrecida por el pueblo maya en el sagrado Parque Arqueológico Kaminaljuyú permitió empezar a conocer el rumbo que tomará el Organismo Ejecutivo con relación a sectores que han sido olvidados de las políticas públicas, en especial, los grupos indígenas, mujeres y niños.
En primera instancia, la presencia del binomio representó la admiración de los gobernantes hacia la multiculturalidad de la nación e implicó una muestra del respeto y agradecimiento a quienes lucharon por la consolidación de la democracia y el Estado de derecho.
“Con mucha humildad vinimos Karin y yo, y nuestro Gabinete, a participar con ustedes en esta ceremonia maya, que entendemos como reconocimiento a los abuelos por la llegada de este nuevo amanecer”, expresó el dignatario, quien promueve el diálogo franco y abierto con todos los sectores sociales. Es importante resaltar el misticismo y las buenas vibras que caracterizaron la actividad.
De hecho, la presencia de los guías espirituales llenó de fe un acto que tenía como única razón agradecer al Creador por la nueva etapa democrática, por lo que consideraron un nuevo amanecer para Guatemala y, principalmente, porque el futuro inmediato traiga paz y tranquilidad a los connacionales. Igual de trascendentes fueron las plegarias realizadas a favor del nuevo binomio presidencial y de su equipo de trabajo.
En fin, se trató de un acontecimiento en el que brotó la confianza hacia la venida de cambios importantes para la nación y el inicio de cuatro años donde se construya la prosperidad individual y colectiva para todos y todas, sin distingos de razas, credos o posiciones políticas. Una gestión que se ocupe de combatir la corrupción pasada, presente y futura.