ALEJANDRO ALONZO
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Foto: Cortesía Alejandro Alonzo
El artista Charles Biro (1911-1972), puede no ser tan reconocido como algunos de los personajes icónicos del cómic que ayudó a crear, pero jugó un papel fundamental en la configuración de la industria del cómic durante sus años de formación.
Después de estudiar en la Brooklyn Museum School of Art y la Grand Central School of Art, a los 25 años, Biro entró al taller de Harry A. Chesler, trabajando como escritor, artista y supervisor en una variedad de proyectos. En 1939 se trasladó a MLJ Comics, donde desempeñó las mismas funciones. Fue en este período que creó al personaje Steel Sterling.
En 1941, Biro se trasladó a Lev Gleason Publications, donde se desempeñó como director editorial y guionista principal, pero especialmente como artista de portadas. Durante su tiempo en la empresa, Biro le dio un mayor realce al personaje Daredevil (creado por Jack Binder y Don Rico, y sin relación con el personaje de Marvel Comics). Con su distintivo traje rojo y azul, y un conjunto único de habilidades acrobáticas, este Daredevil capturó la imaginación de los lectores y solidificó el estatus de Biro como figura clave en el mundo del cómic.
Gracias a su carácter innovador, Charles Biro es considerado uno de los mejores editores y escritores de cómics.
Con el creciente desinterés del público por los superhéroes, el título se transformó y pasó a ser protagonizado por los personajes juveniles Little Wise Guys, para los cuales Biro siguió escribiendo hasta 1956. Pero fue con el naciente género del cómic de crimen donde Biro dejó su huella. En 1942 publicó Crime Does Not Pay, título que se destacó entre sus contemporáneos por ofrecer historias crudas y realistas de crímenes.
El enfoque de Biro fue innovador; describió el inframundo criminal con un nivel de detalle e intensidad que cautivó a los lectores. La serie se hizo inmensamente popular, vendió millones de copias y le valió a Biro la reputación de pionero en la industria. Biro fue una fuerza impulsora en la formación del género del cómic de crimen, que se convirtió en una parte importante y controvertida del panorama del cómic.
El contenido intenso y a menudo violento de los cómics sobre crímenes generó debates y escrutinio públicos, que finalmente culminaron con el establecimiento de la Autoridad del Código de Cómics en la década de 1950 para regular el contenido y defender los estándares morales.
Biro realizó varios proyectos adicionales, pero en 1956 se retiró de la industria del cómic y se trasladó a la televisión, donde trabajó como diseñador gráfico hasta su fin de sus días. El trabajo de Biro sentó las bases para la evolución del cómic como un medio que podía explorar temas complejos y maduros. Sus innovaciones y atrevidas técnicas de narración continúan influyendo en los creadores de cómics contemporáneos.