SELVIN CARPIO
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En el Imperio Romano del siglo IV se dio un sincretismo religioso como nunca antes en la historia de la Humanidad, tendencia promovida por el pragmático emperador Constantino, que vino a beneficiar en gran medida a la incipiente religión cristiana que convivía frágilmente con las religiones paganas aceptadas por el Imperio.
Desde el punto de vista histórico, los pueblos paganos eran aquellos pueblos agrícolas en constante contacto con la naturaleza y sus elementos y que eran politeístas, como todos los demás que conformaban el Imperio Romano.
El cristianismo estuvo perseguido hasta el año 313 en que el emperador Constantino lo autoriza oficialmente como culto religioso y acto seguido establece que toda religión necesita festividades y dado que la única festividad que tenía el cristianismo en ese momento era la Última Cena de Jesús, no le convencía como fiesta, pues estaba relacionada con la Pascua judía y eso no era conveniente al Imperio.
”…establece que la celebración de los cristia- nos debe de ser el día del nacimiento de Jesucristo“.
En cambio, establece que el cristianismo es un culto solar, lo cual era muy importante para sus intereses ya que en el Imperio había muchas religiones que le rendían culto al Sol, por ejemplo el culto a Apolo, un dios griego que es un dios solar, o Amón o Amón Ra, dios solar egipcio, el culto a Mitra, dios solar de Persia o el culto al Sol Invicto, que era el culto del emperador Constantino.
Y por lo tanto establece que la celebración de los cristianos debe de ser el día del nacimiento de Jesucristo, decretando el día 25 de diciembre que es precisamente el Día del Sol Invicto y que también coincide con el día del nacimiento de Mitra y de Apolo.
Constantino prosigue con su sincretismo religioso, y expone que como es una nueva religión y para dar una cercanía de la misma al resto de la población, hay de dotarla de rituales, de fiestas y de simbolismos que se parezcan de alguna forma a lo que ya existe. Un ejemplo registrado en la Historia es que en Roma había fiestas durante nueve días en honor al dios Saturno, las cuales eran conocidas como las Saturnalias y que precedían al nacimiento del Sol Invicto el 25 de diciembre, día que culminaban los romanos dándose regalos entre ellos.
Celebración que con el paso del tiempo se convirtió en la tradición cristiana conocida como las posadas. Pero finalmente en el 380 el emperador Teodosio establece el Edicto de Tesalónica, en el cual se prohíben todas las religiones y únicamente se queda como religión aceptada y religión del Estado romano, la religión cristiana.