SELVIN CARPIO
Las frases: “Yo tengo fichas” o “Vos sos fichudo”, contrario a lo que parezca, no son de uso contemporáneo, sino que nacieron en Guatemala hace más de cien años. Para mediados del siglo XIX, muchos finqueros eran propietarios de grandes extensiones de tierra y para su producción ocupaban mucha mano de obra, llegando a contar algunas fincas entre 2 mil y hasta 3 mil trabajadores.
Sin embargo, experimentaron el problema de no contar con un banco cercano para disponer de su dinero y poder pagarles a sus trabajadores. Fue entonces cuando idearon el sistema de pago por medio de tókenes o de fichas, en nuestro caso.
Y consistió en que cada finca acuñó o fabricó sus propias fichas, para lo cual diseñaron en metal monedas redondas, cuadradas o triangulares, las cuales incluían dibujos, logotipos, el nombre de la finca o de los dueños de la finca y el municipio o el lugar de su ubicación. En algunas se incluía el valor en pesos o reales, pero también el servicio, por ejemplo algunas decían “por una carga de leña” o “por un canasto de café”.
La acuñación de estas monedas vino a resolver muchos problemas.
Llegando incluso a utilizar monedas de otros países, las cuales se contramarcaban o perforaban para habilitar y legalizar su uso. La acuñación de estas monedas vino a resolver muchos problemas en la administración y la contabilidad de los finqueros, así como en la vida cotidiana de los trabajadores, quienes en los días de pago solían decir que “tenían fichas”.
Sin embargo, las fichas solo tenían valor dentro de las fincas en las que los trabajadores desempeñaban sus labores, no así en otras fincas y menos en tiendas y otros establecimientos comerciales en pueblos vecinos, ya que estas solo eran utilizadas para poder comprar productos que se vendían en establecimientos autorizados dentro de la finca, muchas veces propiedad del mismo finquero, lo cual generaba problemas para el trabajador.
Oficialmente, las fichas de finca estuvieron en circulación de 1870 hasta 1924, año en que se puso en marcha la Reforma Monetaria y como consecuencia se fundó el Banco Central de Guatemala, estableciendo el quetzal como la moneda oficial de Guatemala. Sin embargo, mucha gente la siguió usando por varios años, hasta que el gobierno revolucionario las prohibió definitivamente, en 1945.
Si bien en el Catálogo de Fichas de Finca en Guatemala de Carlos Paiz Andrade y Jaquelinne Paiz Riera, se registran 3500 fichas de finca correspondientes a 549 fincas existentes en ese período, otros expertos mencionan que pudo haber entre 5 mil y 7 mil diseños diferentes de fichas.
