Joseluís González
profesor y escritor
@dosvecescuento
Leer libros que acaba de publicar gente cercana, alguien a quien nos vinculan los dones de la amistad, hace mayor el afecto. Y multiplica, como una imprenta, el tesoro de la admiración.
Dirigido a uno de sus pocos amigos, al erudito y además singular ser don José González de Salas, Quevedo (1580-1645) compuso a los cincuenta y tantos años ese soneto de ecos senequistas que empieza “Retirado en la paz de estos desiertos”, de estas soledades. Se refería a la tranquilidad, quizá tampoco tanta, por los pleitos en que se enzarzó don Francisco, saboreada en una localidad entre la Mancha y Sierra Morena, Torre de Juan Abad, de la que él era señor, un título heredado.
El soneto ensalza con acierto el valor de la lectura y la capacidad de revelación que se hospeda en los libros clásicos. El acto prodigioso de leer, entendido como una conversación, una de las ocupaciones más verdaderamente humanas que hemos recibido.
El acto prodigioso de leer, entendido como una conversación, una de las ocupaciones más verdaderamente humanas que hemos recibido.
Voy a referirme a libros recientes de tres personas amigas que, afortunadamente, siguen en este mundo apasionante y que podrán publicar aún más obras.
Es fácil que la camaradería y la fascinación me nublen parte de la capacidad crítica, si es que me queda. Quienes admiramos el estilo y la conducta de Clarín (1852-1901) estamos prevenidos, gracias a él, ante esa plaga ruidosa de la “sociedad de bombos mutuos”. La superficialidad y el incienso dulzón de las alabanzas aturden.
De mis amigos, procuro que de todas las personas, prefiero ver en primer lugar lo positivo, la imagen que derrite los defectos. Aquí no reseño sesudamente novedades, aquí animo a leer.
Una galería de testimonios sobre amores y decepciones y más que nada felicidad y cortesía. Y un ensayo que es un encuentro fogoso: como vivir relacionando y relacionándose, cavilando, con salero y pasión, con ángel. También un libro de poemas con temperatura narrativa y humor sincero que ha necesitado veintibastantes años de biografía. Va por ustedes.
Continuará…