Javier Bernácer
Investigador en el Grupo Mente-Cerebro, Instituto Cultura y Sociedad (ICS), Universidad de Navarra
¿Qué dice la ciencia acerca de los efectos psicológicos del cuidado a una persona con discapacidad? Intuitivamente, es esperable que haya una transformación, pero ¿en qué sentido? La evidencia científica es abrumadora: los cuidadores están consumidos por el estrés y la carga. ¿O no siempre es así? ¿Podría esa “evidencia científica” estar sesgada?
El método científico exige la elaboración de una hipótesis que ha de ser comprobada –o refutada– por las evidencias que se encuentren. Por lo tanto, los resultados dependen de esa hipótesis. Si se busca el nivel de estrés y la sensación de carga, pongamos por caso, en unos padres que han de hacerse cargo de un niño con una alta discapacidad, sin duda va a encontrarse, especialmente si solo se les pregunta por ello. Basta con añadir a la batería de preguntas, por ejemplo, algunas sobre el desarrollo de estrategias para superar esas situaciones negativas, y se encuentran otro tipo de respuestas.
Hay numerosos trabajos que evidencian un aumento en el crecimiento personal cuidando de un niño con una discapacidad.
Hay numerosos trabajos que evidencian un aumento en el crecimiento personal cuidando de un niño con una discapacidad. En una investigación cualitativa examinando a lo largo de un año la experiencia vital de 33 progenitores en el cuidado de un hijo con tales características, describen el crecimiento personal como el desarrollo de estrategias para lidiar con la pena y la ansiedad; de hecho, ambas decrecen a lo largo del año y se convierten en fenómenos intermitentes.
Otro estudio muestra la experiencia de los abuelos que tienen un nieto con una discapacidad intelectual, en comparación con abuelos de niños que no la presentan. Curiosamente, se encuentra una mayor experiencia de emociones negativas en los segundos. La muestra no es pequeña, ya que incluye cerca de un centenar de abuelos por cada grupo.
Si la búsqueda de estudios se centra exclusivamente en los efectos positivos de tener un hijo con una discapacidad, encontramos el estudio de Tim Stainton y Hilde Besser. En él se destacan ocho campos en los que los padres de niños con una discapacidad intelectual se sienten privilegiados. En primer lugar, ven su situación como una fuente de felicidad, al ver cómo sus hijos son capaces de hacer cosas que en principio parecían imposibles.
Continuará…