Ricardo Fernández Gracia
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro
En aras al mayor lucimiento del ornato, utilizó el estuco, más moldeable que la piedra, en contra de lo estipulado. Los tasadores, del conjunto fueron José Ortega, en nombre de la basílica, y Juan Angel Nagusia en representación de San Juan.
Ambos maestros denunciaron que ciertas zonas estaban talladas en estuco cuando “era de obligación de dicho Joseph de San Juan ejecutar en piedra todo lo que queda expresado” y además “se halla a la inclemencia del sol, aire y agua”.
Sin embargo, también reconocieron que si “los dichos adornos e historias se hubieran ejecutado en los relieves que tenía la dicha obra de piedra no podía quedar con la perfección y hermosura que se halla por haberse fabricado con dicha materia de estuco”.
La piedra elegida fue la blanca, posiblemente de las canteras de Mendaza, para destacar del resto de construcciones de la zona que utiliza la rojiza. El modelo fue una fachada de tres calles, las laterales planas y de menor altura, unidas a la central mediante aletones. Esta última tiene la peculiaridad de organizarse igual que un retablo cascarón, con una dinámica planta, alzados con sotabanco, banco, dos cuerpos articulados por columnas salomónicas y ático con forma de media naranja.
La piedra elegida fue la blanca, posiblemente de las canteras de Mendaza.
Gran parte de sus superficies fueron soporte de un profuso ornato, o lo que es un verdadero disfraz que esconde las estructuras. Lamentablemente, gran parte de aquella decoración, principalmente los motivos vegetales y los dos relieves historiados desaparecieron en el pasado siglo.
Respecto a las columnas salomónicas, con una guirnalda en sus gargantas, es posible que tuviesen como fuente de inspiración el tratado de Juan Caramuel sobre arquitectura oblicua (1678), que tanto contribuyó a la barroquización del retablo hispano. Se utilizaron, en Navarra, en contadas ocasiones como el retablo de Santa Catalina de la catedral de Pamplona (1686) o el grabado que representa a las Cortes de Navarra, firmado por Dionisio de Ollo (1686).
Continuará….