Leonel Guerra Saravia
Desde la época burguesa, los problemas sociales se han considerado un asunto o tema que actúa como contratiempo el cual influye en muchos ciudadanos dentro de una sociedad. Es un grupo de problemas comunes en la sociedad y que muchas personas se esfuerzan por resolver.
A menudo es consecuencia de factores que se extienden más allá del control de un solo y único individuo. Los problemas sociales son la fuente de una opinión contradictoria sobre la base de lo que se percibe como decisiones de vida personal o social interpersonal moralmente correctas o incorrectas. Se distinguen de los económicos; sin embargo, algunos problemas (como la inmigración) tienen aspectos tanto sociales como económicos.
También hay problemas que no entran en ninguna categoría, como la guerra. Puede haber desacuerdos sobre qué problemas sociales vale la pena resolver o cuáles deberían tener prioridad. Diferentes individuos y diferentes sociedades tienen diferentes percepciones.
Para 1980, el menor precio de las materias primas y el alza de las tasas de interés en los países industrializados generó una fuga de capitales.
En “Los derechos del hombre”, Thomas Paine aborda el deber del individuo de “permitir a los demás los mismos derechos que nosotros mismos”, el no hacerlo provoca la creación de un problema social. En muchos países existen los llamados “barrios problemáticos”.
Estos vecindarios tienden a tener una alta tasa de abandono de la escuela secundaria, y los niños que crecen en estos vecindarios tienen una baja probabilidad de ir a la universidad en comparación con los niños que crecen en otros vecindarios.
Durante la década de 1970, el alza del precio de las materias primas (principalmente el petróleo) y el abaratamiento del dólar desembocaron en el arribo masivo de divisas a Latinoamérica, región que por aquel entonces se debatía entre un modelo de industrialización dirigido desde el Estado o un modelo de mercado.
Para 1980, el menor precio de las materias primas y el alza de las tasas de interés en los países industrializados generó una fuga de capitales, lo que provocó una masiva depreciación de los tipos de cambio, aumentando el tipo de interés real de la deuda, o el colapso industrial provocado por su incapacidad de respuesta a la crisis, la mayoría de las naciones debieron abandonar sus modelos económicos de industrialización por sustitución de importaciones y adoptaron una estrategia de crecimiento orientada hacia las exportaciones, estrategia fomentada por el Fondo Monetario Internacional, aunque hubo excepciones como Chile o Costa Rica que brevemente adoptaron estrategias reformistas.
La tasa de crecimiento real del PIB (producto interno bruto) para la región fue de solo 2.3 por ciento entre 1980 y 1985. Entre 1982 y 1985, América Latina pagó 108 mil millones de dólares en intereses por las obligaciones vencidas.