Alejandro Alonzo
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Foto: Cortesía Marvel Comics
En el colorido tapiz de la historia del cómic, el período conocido como la Edad de Plata se erige como un capítulo resplandeciente, definido por la innovación, superhéroes modernizados y un estallido de creatividad que catapultó al medio a nuevas alturas.
Nacida a finales de la década de 1950 y extendiéndose hasta la década de 1970, la Edad de Plata dejó una huella indeleble en la cultura pop. Se inició con la introducción de un nuevo Flash creado por el escritor Robert Kanigher y el artista Carmine Infantino, que apareció en Showcase #4 (1956). Barry Allen, el corredor escarlata, se presenta con su elegante traje y una historia de fondo que incluía elementos de ciencia ficción.
El éxito de esta reinvención allanó el camino para la revitalización de otros superhéroes clásicos, como Green Lantern, Hawkman y Atom. Lo que distinguió a la Edad de Plata fue su alejamiento de los tonos oscuros y ásperos de la Edad de Oro, adoptando un enfoque más optimista y fantástico. Las historias se aventuraron en el ámbito de la ciencia ficción, explorando universos paralelos, viajes en el tiempo y aventuras cósmicas.
La Edad de Plata trajo un enfoque narrativo que continúa cautivando al público.
Este alejamiento de lo mundano inyectó una sensación de asombro en las páginas de los cómics, cautivando a una nueva generación de lectores. Sentó las bases para el género moderno de superhéroes, dando forma a los personajes y las convenciones narrativas que continúan cautivando al público en la actualidad. Un personaje icónico que personificó la Edad de Plata fue el Hombre de Acero, Superman.
Bajo la dirección del escritor Otto Binder y el artista Curt Swan, los mitos de Superman se expandieron con la introducción de la Phantom Zone, el Bizarro World y la kryptonita. Mientras tanto, en Gotham City, Batman experimentó un resurgimiento gracias a la destreza artística de Infantino y la innovadora narración del escritor John Broome.
Sin embargo, la Edad de Plata no se trató solo de revivir héroes clásicos; también dio origen a personajes nuevos y memorables. Los Cuatro Fantásticos, creados por Stan Lee y Jack Kirby, rompieron el molde con sus personalidades imperfectas y su dinámica familiar. Spider-Man entró en escena en 1962, cortesía de Lee y Steve Ditko, llevando a un héroe adolescente con el que uno puede identificarse, a la vanguardia de Marvel Comics.
La Edad de Plata alcanzó su cenit a finales de los años 60, marcada por un aumento de popularidad y un impacto cultural que se extendió más allá de las páginas de los cómics. Sin embargo, como todo lo bueno, llegó a su fin con la llegada de estilos de narración más maduros y socialmente relevantes, ejemplificados por obras como Green Lantern/Green Arrow, de Denny O’Neil y Neal Adams.