María Cristina Silva
Académica y Coordinadora Apoyo Docente Pregrado
Por ejemplo, reparo en que mi amiga me hizo una crítica delante de un grupo de desconocidos, pero no acompaño mentalmente esta observación de evaluaciones del tipo “es una pesada” o “fue muy imprudente”.
El segundo paso es identificar y expresar el sentimiento que me produce el hecho observado, por ejemplo, “siento desilusión por los dichos de mi amiga” o “me siento triste por sus palabras”. El tercer paso es reconocer la necesidad que se me genera, como “necesito que repare el daño que me causó y que no lo repita”.
Y el cuarto es hacer una petición, en este caso, orientada a que el otro enmiende la falta. “Por favor, no me hagas más críticas delante de otras personas” o “por favor, conversemos de tus dichos, necesito que repares el daño que me causaste” son posibles peticiones para nuestro ejemplo. Hacer la petición es lo que más cuesta.
Si logramos que los niños y jóvenes sigan cada uno de estos simples pasos basados en la expresión y la escucha, estaremos dando un gran paso en la resolución de conflictos.
De hecho, un reciente estudio sobre Actitud hacia la CNV realizado por investigadores de la Universidad del Desarrollo entre estudiantes de Educación Media Técnico Profesional demostró que la dimensión PETICIÓN es la más debilitada en términos actitudinales.
A nivel internacional, el modelo de la CNV se ha aplicado exitosamente en contextos muy distintos: establecimientos escolares, centros de salud, contextos penitenciarios y de intervención policial han sido escenarios de intervenciones fructíferas.
Tenemos una gran oportunidad en la enseñanza de la CNV. Si logramos que los niños y jóvenes sigan cada uno de estos simples pasos basados en la expresión y la escucha, estaremos dando un gran paso en la resolución de conflictos. Para lograrlo debemos poner especial atención en enseñarle a pedir de manera clara, respetuosa y empática.