Sofía Salas Ibarra
Profesora Titular
Centro de Bioética
Facultad de Medicina
Dijo Ford en una reciente entrevista a Olympics.com: “Mi mente fue atrás, fue al pasado, cuando yo estaba cruzando el desierto, caminando a las dos o tres de la mañana”. Ambos ganaron medallas, y también el reconocimiento y admiración de todo un país.
Lucas Nervi, medalla de oro en lanzamiento del disco, con su natural sencillez y alegría, criticó al sistema de becas deportivas, puesto que para mantener el beneficio, los atletas deben acelerar la recuperación de sus lesiones, poniendo en riesgo el restablecimiento de la salud.
En estos casos, aunque se entiende la lógica de las becas Proddar, no se está considerando al individuo como un fin en sí mismo; falta más ética del cuidado puesta al servicio de estos deportistas de excelencia. Un tema controvertido, y del cual se seguirá hablando después del término de estos juegos, es la decisión de Christiane Endler y de otras jugadoras de la roja femenina, de volver a Europa.
El “deber ser” y el cumplir con la palabra empeñada (los clubes les dieron permiso hasta el 31 de octubre, puesto que después continuaba el campeonato europeo), reflejan el valor de la palabra empeñada, lo que es bien propio de la ética kantiana. Finalmente, está el oro de Martina Weil.
Espero que las diversas enseñanzas que nos dejan estos Juegos, nos animen a hacer propios los valores éticos del deporte.
Es cierto que tiene una genética que la favorece y también estuvo expuesta de niña a lo que es ser atleta de alto rendimiento, pero refleja decisiones personales, esfuerzo, perseverancia y renuncia a otros distractores propios de la juventud.
Solo así es posible que “los buenos genes rindan”, tal como lo señaló Catrileo en una reciente entrevista al diario El País: “Yo no nací en cuna de oro, como muchos otros deportistas, pero a veces se minimiza mucho el esfuerzo que hace una persona que sí tiene los medios, porque hay quienes aun teniéndolo todo se esfuerzan y eso es admirable también.
Porque una cosa es tener la oportunidad y otra cosa es aprovecharla”. También es un tema ético el comentario de cierto periodista, que en off se atrevió a denigrar los méritos deportivos de Isidora Jiménez, quien pocos días después, junto al resto de las atletas, lograron la plata en la posta 4×100.
Tal como se dijo por los medios, estos comentarios faltaron a la ética y la educación periodística. Espero que las diversas enseñanzas que nos dejan estos Juegos, además de la maravillosa infraestructura, nos animen a hacer propios los valores éticos del deporte.