Rubén Pío
Director de la División de Cáncer del Cima Universidad de Navarra y Director Científico del Cancer Center Clinica, Universidad de Navarra (CCUN)
Más de un millón de diagnósticos de cáncer se vio retrasado o nunca se produjo como consecuencia del impacto que la pandemia del Covid-19 tuvo en el normal funcionamiento de los servicios sanitarios europeos.
Llegar tarde, en el caso de esta enfermedad, puede tener consecuencias graves. Los efectos a medio o largo plazo son difíciles de precisar, pero podrían empeorar las previsiones que apuntan a un incremento de más del 20 por ciento de muertes por cáncer en Europa para el año 2035.
¿Cuánto tarda la investigación básica en llegar a la práctica clínica? La investigación biomédica de vanguardia es clave para el desarrollo de estrategias diagnósticas y terapéuticas más efectivas. En los últimos años se han hecho grandes avances en el conocimiento de la biología del cáncer y se han desarrollado herramientas tecnológicas de gran capacidad de análisis. Sin ir más lejos, la Unión Europea ha hecho un esfuerzo muy decidido por el impulso de la investigación en cáncer, a través de sus programas Europe’s Beating Cancer Plan y EU Cancer Mission.
Nueve de cada diez pacientes con cáncer accederán a un centro de cáncer integral.
Los avances en investigación han permitido el desarrollo de terapias más personalizadas y específicas, como las dirigidas a dianas moleculares concretas o a potenciar la respuesta inmune antitumoral. Como consecuencia de ello, la supervivencia al cáncer se ha duplicado en los últimos 40 años, situándose en torno al 60 por ciento.
Las cifras demuestran el enorme valor de la investigación. Pero la sociedad demanda aún más eficacia en la transferencia de los conocimientos básicos a la práctica clínica. Los investigadores y los clínicos a menudo se mueven en entornos distintos, con una formación, una manera de trabajar y unos sistemas de evaluación y promoción muy diferentes. Esto hace que las necesidades de los pacientes, identificadas por los médicos, no siempre estén conectadas de manera eficiente con la investigación y la innovación.
Centros de cáncer para conectar ciencia básica y ciencia clínica. La desconexión entre ciencia básica y clínica solo puede ser solventada promoviendo entornos asistenciales que favorezcan las colaboraciones interdisciplinares y una investigación de marcado carácter traslacional. Es decir, una investigación que traslade los descubrimientos hechos en el laboratorio hasta la cama del paciente.
Esta investigación traslacional implica una continua retroalimentación entre el paciente y el laboratorio que exige una cercanía entre ambos. En ese sentido, parece lógico que se lleve a cabo en entornos como los centros de cáncer, instituciones que integran sus actividades asistenciales e investigadoras en un espacio común.
En estos centros se establecen equipos multidisciplinares que desarrollan investigación preclínica y clínica de vanguardia basada en las últimas tecnologías y evidencias científicas disponibles. Además, su actividad se completa con la capacitación y formación de profesionales de la salud y de investigadores
biomédicos.
Es importante señalar que los centros de cáncer no son un concepto nuevo. El primer programa de centros de cáncer se creó en Estados Unidos como elemento promotor de la Ley Nacional del Cáncer del año 1971. Actualmente existen 72 centros de cáncer en ese país, 56 de los cuales reciben la calificación de “integrales”.
El adjetivo “integral” (comprehensive, en inglés) hace referencia a una destacada capacidad de liderazgo, actividad investigadora interdisciplinar y experiencia en innovación. Nueve de cada diez pacientes con cáncer accederán a un centro de cáncer integral. En efecto, los centros de cáncer crean entornos adecuados para el desarrollo de una medicina más personalizada, basada en la caracterización del perfil molecular y genético de los tumores.
Continuará…