David Lepe
[email protected]
Foto: Cortesía Paramount Plus
La música del grupo Skid Row la conocí a principios de los noventa, en la televisión, por medio del videoclip 18 and Life, un maravilloso audiovisual que retrata los vicios, la rebeldía y la soledad en la que puede caer desde un adolescente hasta un joven adulto.
A pesar de que es el vocalista, Sebastian Bach, quien se luce en todos los videos de ese disco debut, siempre me llamó la atención el guitarrista Dave The Snake Sabo, más aún cuando me enteré de que fue él, junto con el bajista Rachel Bolan, los creadores de la mayoría de mis canciones favoritas de la banda.
En el caso de John Corabi, escuché su impactante voz por primera vez en 1991, año en el cual reemplazó a Vince Neil como vocalista de Mötley Crüe. Y aunque ese único disco que grabó con la banda se ha quedado olvidado en el tiempo, aún lo disfruto de vez en cuando. Por cierto, en Spotify puedes encontrar un maravilloso disco acústico de Corabi.
Todo lo contrario de Sabo y Corabi me sucedió con Kip Winger. Nunca llegué a conectar con su banda, Winger. Tal vez por esa razón se me facilitó reírme al ver al personaje ñoño de Beavis & Butthead luciendo una t-shirt azul con el logo de Winger en el pecho, o no me sorprendió ver a Lars Ulrich tirarle dardos a una foto de Kip en el video de Nothing Else Matters.
Este documental profundiza en el ascenso, la caída y la manera en que han revivido estos roqueros.
Y la cantante Janet Gardner junto con las patojas de Vixen, pues, no hay mucho qué decir. Ahí estaban, sí, ese cuarteto femenino que tocaba canciones que no eran tan fuertes como las de la hermosa Lita Ford, ni tan suaves como las de Celine Dion. Pero se admiraba su esfuerzo y “girl-power”, antes de que este concepto se pusiera de moda.
Estos músicos, aunque no son originarios de Los Ángeles, California, se beneficiaron del fenómeno musical del Sunset Strip de los ochenta y principios de los noventa, apadrinado por MTV.
Hago mención de estas cuatro figuras del heavy metal porque sus historias son relatadas en el documental I Wanna Rock: The 80’s Metal Dream, disponible en Paramount Plus.
Al ser dividido en tres episodios, este documental logra penetrar más que otros y profundiza en el ascenso, la caída y la manera en que han revivido estos roqueros.
¿Por qué bajó de popularidad Skid Row? ¿Por qué no se suicidó Kip Winger y cómo superó el hecho de haberse convertido en el símbolo de lo que “no es cool”? ¿Cómo fue la experiencia de John Corabi en el remendado Mötley Crüe sin Vince Neil? ¿Cuál es el trabajo actual de Janet Gardner para pagar la renta? Esas y otras preguntas responde I Wanna Rock: The 80’s Metal Dream.
En este documental también se incluye la historia de Vicky Hamilton, quien fue una de las primeras manager de bandas como los Crüe, Poison y Guns N’ Roses, pero todos estos la despidieron al ser firmados por sellos discográficos grandes.
También se ven participaciones de Dee Snider, vocalista de Twisted Sister y embajador de este género musical; Wayne Isham, legendario director de varios videoclips; y Riki Rachtman, conductor de Headbangers Ball de MTV. Recomiendo este título para personas que tengan cabezas duras y nostálgicas, como la mía desde hace muchos años.