Patricio Ramírez Azócar
Docente Bienestar y Salud- Concepción
Cuando se han comparado grupos a los que se les pide hacer esta actividad, se ha visto un incremento en su bienestar emocional.
Un estudio se encontró con que los participantes que escribieron sobre las cosas por las que estaban agradecidos cada día durante una semana tenían niveles más altos de felicidad y niveles más bajos de síntomas depresivos, incluso seis meses después del ejercicio.
Otro ejercicio cognitivo es el que se conoce como “saborear y reconocer lo bueno”. Consiste en prestar atención, apreciar y mejorar las experiencias positivas de nuestra vida. Implica el reconocimiento de lo que es bueno en el presente, así como tratar de estar atentos e inmersos en la experiencia positiva. En otro estudio se demostró que los participantes a los que se les instruyó notar todas las cosas positivas posibles durante una caminata de 20 minutos diarios durante una semana informaron niveles más altos de felicidad al final del estudio. “Es claro que el bienestar de las personas no depende exclusivamente de lo que puedan hacer o cómo se tomen la vida, pero en lo que le corresponde a cada uno, hay señales de que existen prácticas que pueden funcionar y acercarnos a ese estado de florecimiento. No se pierde nada en ponerlo a prueba”. Por el lado de las prácticas de tipo conductual, que tienen apoyo en estudios científicos, pueden mencionarse dos de ejemplo. Una, actuar con bondad hacia otras personas y, la otra, involucrarse en voluntariados. Los actos de bondad implican hacer algo amable o útil para los demás. Los estudios indican que esta práctica no solo incrementa el bienestar de los otros, sino que también el de quien actúa de esa forma.
Hay evidencia de que estos actos de bondad a menudo alientan a otros a hacer actos similares, por lo que continúan propagándose. Por ejemplo, la próxima vez que esté en un atasco vehicular, atienda a la expresión facial (o señales con las luces del auto) de un conductor que usted dejó incorporarse a la vía. Sin duda esos segundos que detuvo su marcha y permitió al otro avanzar, le generaron una reacción positiva y que, estando en esa misma situación, ese conductor puede que tenga la misma actitud con otra persona que necesita pasar.
Respecto de los voluntariados, estudios observacionales y también de asignación aleatoria a diferentes grupos, muestran que las personas que lo ejercen ven incrementado su bienestar social, tienen mejor salud física y se reportan como más felices.
Es claro que el bienestar de las personas no depende exclusivamente de lo que puedan hacer o cómo se tomen la vida, pero en lo que le corresponde a cada uno, hay señales de que existen prácticas que pueden funcionar y acercarnos a ese estado de florecimiento. No se pierde nada en ponerlo a prueba.