SELVIN CARPIO
Doscientos dos años después de nuestra emancipación pocos son los datos conocidos sobre la participación de la mujer en los movimientos libertadores. En aquella época, muchas acciones de la mujer pasaban inadvertidas.
La recia censura de la Época Colonial mantenía a las mujeres alejadas de la vida pública; la actitud social hacia ellas era sumamente severa. Se les negaban los textos ilustrativos porque leerlos “era ser poco femenina” y había que acordarse de que “el hombre era la cabeza y ella era el corazón”. Sin embargo, figuran valiosos testimonios que nos revelan la gran importancia que tuvieron como propagandistas de las nuevas ideas de libertad.
Desde 1811 hay denuncias interpuestas ante el Tribunal de la Inquisición, el cual fue usado por el capitán general Bustamante para enjuiciar patriotas, convirtiéndolo en un tribunal político, contra mujeres que hacían propaganda en favor del cura Hidalgo, que en aquel entonces era insurgente en México. Entre los nombres de estas “mujeres propagandistas de ideas” figuraban doña Luisa Cabrejo y doña Josefa Paniagua, a quienes también se les acusó de inculcar ideas en contra del rey.
”…la gran importancia que tuvieron como propagandistas de las nuevas ideas de libertad.“
Se conocen también las gestiones de las hermanas Dolores, Josefa y Gabriela, en favor de la libertad de su hermano, don Mariano Bedoya, acusado de haber figurado en la Conspiración de Belén. Resaltando de las tres Dolores Bedoya, quien escribió una fuerte carta de protesta al capitán general por la injusticia de la detención y malos tratos hacia su hermano.
Era la esposa del doctor Pedro Molina, a quien acompañó algunas veces a las reuniones y tertulias con fines independentistas, no solo como acompañante, sino también como participante. El 14 de septiembre de 1821, don Gabino Gaínza convocó para el sábado 15 a una Junta en el Palacio, en el que se iban a tratar “asuntos del mayor interés para la tranquilidad y felicidad del pueblo”.
Por lo que el doctor Pedro Molina, don Francisco Barrundia y don Mariano de Aycinena visitaron durante toda la noche los barrios de la ciudad invitando a los vecinos a estar presentes por la mañana en la plaza principal y pasillos del Palacio para respaldar con su presencia la ansiada declaratoria de libertad. Lo mismo hizo esa noche Dolores Bedoya en compañía de don Basilio Porras, recorriendo otras casas y convenciendo también a las mujeres para que asistieran junto a sus esposos.
En ese recorrido obtuvieron gran cantidad de cohetes de vara y contrataron músicos, lo que animaría a aquellos hombres que se encontrarían deliberando en el Palacio y llegado el momento de lograr el objetivo estallaría la parafernalia, lo cual así aconteció.
Escribió la poetisa Fabiola Morales, “que cuando la mujer comparece en un movimiento histórico, pareciera que viene a otorgar fuerza espiritual al hecho o al episodio”. Y, en el caso de Dolores Bedoya, no solo eso, sino que, con sus acciones modestas pero valientes, señaló a las mujeres guatemaltecas la senda a seguir en el campo cívico.