Dr. Jorge Antonio Ortega G.
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Finalizado el período de transición de la presidencia del licenciado Ramiro De León Carpio al bachiller Álvaro Enrique Arzú Irigoyen el 14 de enero de 1996, quien tenía en su proyecto finalizar la guerra interna, lo cual representaba cambios en la dinámica del Gobierno a través de un referéndum para modificar la Constitución Política, como parte de los Acuerdos de Paz ya firmados, y en lo que correspondía a la Institución Armada, el Acuerdo del “Fortalecimiento del poder civil y función del Ejército en una sociedad democrática”.
En lo que respecta al Ejército, se incluía la reducción de su capital humano en un 33 por ciento (de lo cual se abusó por administraciones subsiguientes); un cambio en el presupuesto asignado por el Estado con base en el PIB al Ministerio de la Defensa; además de la reorganización en el dispositivo, composición y fuerza; así como la tendencia del ingreso de las féminas en la profesión de las Armas; y, para evitar improvisaciones, se prepararon los planes respectivos para enfrentar los retos de la paz.
Debido a información disponible y a las contingencias, se dio la orden de desarrollar un plan para que las guatemaltecas tuvieran acceso a los centros de educación, formación, profesionalización y tecnificación del Ejército.
Hoy, las guatemaltecas sobrepasan las expectativas y suman su esfuerzo profesional a la preservación de la paz de nuestra querida nación.
Por el conducto respectivo, llegó al director de la Politécnica la orden de la elaboración de la apreciación de dicho escenario con tres cursos de acción probables para el éxito de su implementación en el futuro inmediato de un plan integral de ingreso de las conciudadanas.
Con el apoyo de un equipo multidisciplinario para enfrentar el reto de hacer los análisis y el diseño de un plan que en forma integral tomara en cuenta la legislación militar, lo arraigado de las tradiciones castrenses, vestuario, calzado, alimentación, equipo, armamento, la uniformidad, el alojamiento, corte de cabello, mantener la feminidad dentro del ambiente militar y otras variantes necesarias de estudiar como: el comportamiento de los cadetes, instructores, catedráticos, personal de planta y sobre todo la aceptación del cambio.
De lo anterior se puede afirmar que el reto fue lo más complejo de lo esperado, por lo que se fueron implementando planes paralelos al objetivo final para condicionar la atmósfera favorable a las guatemaltecas y extranjeras dispuestas a ingresar.
Dio inicio con la recolección de información y de experiencias de fuerzas armadas y ejércitos amigos que habían abierto sus convocatorias a las féminas y a las universidades extranjeras sobre los resultados de las alumnas en las facultades de Ingeniería en general, rendimientos en deportes extremos y otros aspectos de necesidades y requerimientos femeninos.
Era necesario romper paradigmas sobre la conducta y rendimiento de las mujeres en las armas y se logró gracias a pruebas e información recabada.
Se visitaron algunas escuelas en el extranjero y con toda la información recolectada se dio vida a los tres cursos de acción que se bautizaron como Andrómeda, Venus y Medusa. Luego de la evaluación de los resultados en otras escuelas y academias militares, se determinó que el tercer curso de acción resultaba con mayores probabilidades de éxito en Guatemala, por lo que se formalizó el Plan Minerva a presentar al Alto Mando.
Luego de la presentación de todo el proceso de la apreciación, los pros y contras, así como la planificación a detalle de la dinámica a ejecutar con los planes paralelos para la preparación del personal de la Escuela Politécnica; el plan de promoción de la carrera de las armas para las guatemaltecas; y el plan de remodelación de los ambientes físicos dentro de la Escuela Politécnica, sin inconveniente alguno, se autorizó el ingreso de las guatemaltecas y el presupuesto para ejecutarlo.
Inicialmente ingresaron las guatemaltecas a los institutos y escuelas militares técnicas del Ejército de Guatemala en enero de 1997, y en junio de dicho año a la Escuela Politécnica.
Hoy, a más de un cuarto de siglo de aquellos acontecimientos, las guatemaltecas sobrepasan las expectativas, son ejemplo de liderazgo y suman su esfuerzo profesional a la preservación de la paz de nuestra querida nación.