Saulo De León Durán
Superintendente de Bancos
comunicacionSIB @sib.gob.gt
Es oportuno referirnos al ambiente sólido y estable de nuestra economía, lo que coadyuva al crecimiento económico y al desarrollo y mantenimiento de la estabilidad financiera que caracteriza a nuestro país.
Como es del conocimiento general, en los últimos años se han suscitado varios acontecimientos desfavorables en el entorno externo, entre los que podemos mencionar: la pandemia de coronavirus, que derivó en una recesión mundial y el incremento de la inflación a niveles no observados desde los 80, seguido de la conflagración bélica entre Rusia y Ucrania, que impulsó el alza de precios de algunos productos de consumo básico, amenazando con una crisis alimentaria global.
También suman algunas aristas como la incertidumbre derivada de turbulencias en algunos bancos regionales de los Estados Unidos de América y de un banco suizo, el fuerte ajuste de las tasas de interés en respuesta al repunte de la inflación internacional y la intranquilidad sobre la evolución de la economía china.
Mantener la estabilidad macroeconómica y financiera otorga confianza a los agentes económicos para invertir y ahorrar.
No obstante, la economía guatemalteca ha demostrado su resiliencia en virtud de que continúa creciendo, lo que contribuye a que el sistema financiero se mantenga sólido y estable. En mayo recién pasado, esta resiliencia fue reconocida por el directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional en su evaluación de la economía guatemalteca.
Dentro del marco de la Consulta del Artículo IV, señaló cómo el historial de estabilidad económica y el manejo prudente de las políticas han reforzado la economía ante los choques externos, basándose en un sólido historial de políticas prudentes y al fuerte incremento en el ingreso de remesas.
De la misma forma, durante el primer trimestre de este año, las calificadoras internacionales de riesgo Standard & Poor’s y Fitch Ratings mejoraron la calificación crediticia de Guatemala, siendo los fundamentos para esta acción la resiliencia de la economía guatemalteca.
Como indicamos anteriormente, a pesar de los vaivenes de la economía mundial, la guatemalteca se ha expandido a una tasa promedio del 3.6 por ciento (en términos reales) durante los últimos veinte años, que es el período posterior a la reforma financiera, lo que apoyó a impulsar el producto interno por habitante.
En ese tiempo, el sector financiero fue la segunda actividad económica más dinámica al registrar una tasa de crecimiento promedio del 7.3 por ciento anual, el cual fue superado únicamente por el sector de información y comunicaciones con el 7.6 por ciento.
Si nos enfocamos en los últimos 14 años, el sector financiero ha sido la actividad económica más dinámica; es decir, la que registra el más alto crecimiento, con una tasa promedio del 6.8 por ciento anual, lo que representa el 4.3 por ciento de la producción en términos reales.
Mantener la estabilidad macroeconómica y financiera otorga confianza a los agentes económicos para invertir y ahorrar, lo que se traduce en generación de empleo. Un fácil acceso al financiamiento nos permite prosperar, al poder gestionar mejor las necesidades en beneficio de la productividad individual y colectiva.