Alejandro Martínez Carrasco
Profesor del Grado en Filosofía, Política y Economía
Aunque carecen del carisma, habilidad y audacia de Blaisedell, también hacen gala de gran valor al asumir este cargo y querer cumplir con su deber de una manera eficaz y responsable, sin excederse pero sin huir ni retraerse, a pesar de ser perfectamente conscientes de sus limitaciones.
A diferencia de Blaisedell y Morgan, su objetivo es lograr el respaldo y colaboración de los ciudadanos en la defensa de la ley, que todo el pueblo se implique y sienta la responsabilidad de lo que es labor de todos, aunque sean ellos los que, en última instancia, tengan que dar la cara o tomar las decisiones más arriesgadas.
Cabría mencionar brevemente otras interesantes figuras de liderazgo en algunos mineros empeñados en formar y dirigir un sindicato que diese fuerza a sus reivindicaciones y en el médico David Wagner, mediador y consejero en algunos de estos conflictos, que buscan unir a los implicados en una tarea común con prudencia y realismo, en un enfoque que se podría denominar más político o representativo del liderazgo.
Del líder también se espera capacidad de decisión y de dar un paso al frente, igual que del héroe.
¿Qué diferencia un líder de un héroe? ¿Qué es más importante, contar con héroes o con líderes? De un héroe se espera valentía y audacia, capacidad de renuncia, sacrificio y fortaleza para proteger o lograr el bien de otros haciendo frente a todas las dificultades y asumiendo un grave riesgo.
Del líder también se espera capacidad de decisión y de dar un paso al frente, igual que del héroe, pero sobre todo capacidad de hacer partícipes a otros de una tarea común, de crear un fuerte sentido de colaboración hacia una meta a la que guía, y cuyo esfuerzo es proseguible por los demás, permite continuidad.
A diferencia del héroe, el líder no puede ser nunca un lobo solitario, mientras que muchas veces las acciones heroicas son acciones con una fuerte carga de individualidad, como se refleja maravillosamente en tantos westerns clásicos, con memorables héroes solitarios e individualistas.
Aunque no los excluye necesariamente, la valentía y la disposición al sacrificio heroico no son esenciales para el liderazgo en nuestra vida cotidiana, aunque este siempre supone asumir un riesgo.
Pero, a la vez, cuando las circunstancias son adversas y hay que luchar seriamente contra situaciones inadmisibles provocadas por otros, posiblemente del líder también se pida heroísmo, valentía para enfrentarse a ellas y proteger a los demás, aunque la cobardía o ceguera de ellos le deje solo.
Los líderes son imprescindibles para construir una nación o un proyecto compartido de largo alcance, pero sin héroes posiblemente nunca hubiera sobrevivido a los momentos más difíciles y precarios. Necesitamos líderes, pero a veces también necesitamos héroes que nos salven del peligro.