Desde su discurso de toma de posesión como primer magistrado de la nación, cuando invitó a todos los sectores sociales a caminar juntos y pensar en una Guatemala más desarrollada y próspera, el presidente Alejandro Giammattei también delineó los temas que priorizaría durante su administración, entre los que incluyó la lucha contra la desnutrición, el impulso de la educación y la inclusión en las políticas de Estado a sectores vulnerables como mujeres, niños y discapacitados.
Adicionalmente, el mandatario advirtió que la atención de los adultos mayores es otra cuenta pendiente por saldar, razón por la cual destinaría asistencia para ellos. De esa cuenta, personalmente ha dirigido una de las estrategias más trascendentes que ofrece el Gobierno: el Programa de Aporte Económico al Adulto Mayor (PAM), el cual va dirigido a personas que sobrepasan los 65 años, que viven en situación económica vulnerable y no cuentan con aportes privados o estatales.
El apoyo, que se realiza por medio de transferencias monetarias en el sistema bancario, permite llevar, mes a mes, Q500, jornadas médicas y fármacos, con la intención de que el efectivo sea utilizado, exclusivamente, para atender necesidades básicas.
Valga decir que el propio gobernante involucró a congresistas en este proyecto, quienes decidieron incrementar el presupuesto del PAM, con el objetivo de aumentar los registros, principalmente, en el interior del país, donde vive el 95 por ciento de los favorecidos.
Durante las incorporaciones realizadas ayer, en el departamento de Guatemala, el jefe de Estado informó que, de momento, se han alcanzado a 193 mil, aunque la meta es llegar a 212 mil durante su gestión. La cifra, conviene recordar, representa el 50 por ciento de adultos mayores que requiere este acompañamiento, un dato muy representativo y digno de resaltar.