La cifra es elocuente: Q1 153 616 600 ejecutados con el programa Bono Social, que ha reducido la desnutrición, en especial, en hogares ubicados en zonas rurales del interior de la república, los que, valga decir, habían sido ignorados por las políticas de Estado que pretendía eliminar este flagelo.
El plan asistencia también evidencia el interés que tiene el Organismo Ejecutivo por la construcción de una nación inclusiva, que erradique desde sus cimientos la indiferencia y desigualdad. Además, y lo más importante, que devuelva la esperanza a los infantes, quienes merecen futuros más esperanzadores.
La inversión citada, que incluye desembolsos de 2020 a la fecha, ha llegado a 384 732 familias mediante transferencias monetarias condicionadas, mecanismo probado en materia de transparencia y rendición de cuentas.
Para acceder al apoyo financiero, las personas registradas deben cumplir con tareas que les permiten asegurar el crecimiento físico e intelectual de sus descendientes. Una de las exigencias gubernamentales para ofrecer los aportes es que las embarazadas o los niños y niñas de 0 a 6 años asistan, periódicamente, a chequeos médicos en centros del Ministerio de Salud.
La otra condición es que los menores de 6 a 15 años comprueben, por lo menos, el 80 por ciento de asistencia a clases, aunque hay consideraciones que se toman en cuenta como la plena justificación de las ausencias a las aulas.
En el Editorial de la edición de ayer de este matutino se valoró la creación del Bono Nutricional, plan dirigido a niños y niñas con problemas de malnutrición, a quienes el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) traslada recursos, para que los padres o familiares de los pequeños que sufren la enfermedad adquieran víveres y medicamentos que permita la recuperación. Finalmente, conviene decir que estas acciones tienen un mismo hilo conductor: la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, programa que lidera el jefe de Estado.