Unos 200 mil fieles del más de 1 millón que se esperan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) han llegado a Lisboa, ciudad inundada por símbolos religiosos y bloqueada por las restricciones de movilidad y controles de seguridad impuestos en vísperas de la visita del papa. Decenas de miles de jóvenes de todo el mundo han tomado las calles para asistir al encuentro.