Las cifras en materia de incautaciones y erradicación de sembradillos de narcóticos evidencian los esfuerzos y golpes que el Gobierno que lidera el presidente Alejandro Giammattei ha dado a los cárteles del crimen.
El más reciente informe ofrecido por el Ministerio de Gobernación (Mingob) advierte que en lo que va de 2023 han sido despojados más de Q1700 millones entre cultivos, equipo y efectivo. Además, se registran 679 detenciones, entre las que se incluyen 13 con fines de extradición.
Los resultados ofrecidos por la actual administración deben analizarse, por lo menos, desde dos perspectivas: el impacto que los logros tienen en la sociedad guatemalteca, sobre todo porque desde años atrás el narcotráfico se ha visto como un asunto de salud pública, seguridad y gobernabilidad.
El segundo aspecto que se debe observar es el impacto que este combate frontal y contundente tiene a lo interno de Estados Unidos. La misma Casa Blanca y varios congresistas y parlamentarios norteamericanos reconocen y aplauden la efectividad de nuestras fuerzas civiles y militares, y saben que las actuales autoridades del país son aliadas estratégicas en el combate que ellos efectúan en su territorio.
En este sentido conviene advertir que el reto asumido por el jefe de Estado y su Gabinete no se ha centrado en enfrentar a las redes transnacionales, puesto que también han sido sometidos pequeños distribuidores, así como líderes de maras que utilizan sus estructuras para llegar a niños y jóvenes que se encuentran poco protegidos.
El trabajo comunitario llevado a cabo por agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) es clave en los planes de prevención impulsados por el Organismo Ejecutivo, dado que mediante jornadas de formación no solo han logrado alejar a nuestros menores de estas tentaciones, sino que lo han conducido por un camino que le abrirá oportunidades de desarrollo y crecimiento en el corto plazo.