La actual administración ha dado muestras de que además de preocuparse de las emergencias sanitarias o naturales, prefiere ocuparse de las soluciones y de planificar, en vez de improvisar.
Las experiencias en este sentido son varias, pero basta citar la atención que se dio al Covid-19, lo que permitió que el país enfrentará con eficiencia y efectividad la situación que generó múltiples problemas sociales y económicos en el mundo.
De esa cuenta, uno de los temas que ha acaparado la atención de las autoridades de Gobierno es el relativo a los efectos del cambio climático, cuyos extremos son responsables de lluvias extremadamente fuertes o sequías que causan calamidades.
Lo cierto es que, usualmente, ambos fenómenos, conocidos como La Niña y El Niño, provocan enormes perjuicios en las comunidades, en especial, en aquellas familias que cultivan granos y frutos para el autoconsumo. Ante la pérdida de sus labranzas, estas personas afrontan problemas de inseguridad alimentaria, las que dejan complicaciones en su salud.
Sin embargo, desde hace tres años y medio, y gracias a análisis y planificaciones serias y profundas, el Organismo Ejecutivo no solo ha atendido, sino que, en el mejor de los casos, se ha anticipado a las emergencias, con el fin de evitar el sufrimiento de los afectados.
El 2023 no es la excepción, razón por la cual el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) y la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), por instrucciones del presidente Alejandro Giammattei, se han preparado para llevar asistencia a los lugares más necesitados.
De momento, el MAGA dispone de 360 mil raciones de alimentos, las que serán distribuidas en zonas ya identificadas. Además, llegará a 100 mil familias con el seguro agrícola, el cual permitirá que los campesinos afronten con más solvencia y esperanza las crisis que genera la naturaleza.