Patricia Orantes
Según Porter, citado por Chiavenato & Sapiro (2011), la tercera estrategia genérica del enfoque o nicho consiste en ocuparse de un grupo comprador determinado, un segmento de la línea de productos o un mercado geográfico.
Aun cuando las estrategias de liderazgo en costos y de diferenciación busquen alcanzar sus objetivos en el ámbito de todo el sector, la estrategia del enfoque pretende llegar a una meta determinada.
Las características del enfoque, nicho o segmentación son: la estrategia del enfoque parte de la premisa que la organización puede alcanzar su blanco estratégico con más efectividad que los competidores que no están compitiendo de forma amplia. La empresa se diferencia porque satisface mejor las necesidades de su blanco particular o por sus costos más bajos para alcanzar ese blanco, o las dos cosas.
Aun cuando la política del enfoque no persigue el costo bajo, ni la diferenciación desde el punto de vista del mercado como un todo, en realidad consigue una u otra posición frente a su blanco estratégico. La estrategia del nicho del mercado a concentración para las empresas pequeñas o medianas que operan en mercados dominados por empresas grandes.
Las estrategias competitivas genéricas van de la mano con el alcance de las actividades en las que la organización pretende obtener su ventaja competitiva en el mercado.
Es adecuada para situaciones donde existen espacios definidos y rentables, dentro del mercado total, pero que no están bien atendidos y en los que la empresa tiene una ventaja diferencial real para atender ese espacio o puede crear esa ventaja. Una característica del explorador de nichos exitoso es su capacidad para segmentar el mercado de forma creativa, con la intención de identificar nichos nuevos y potenciales que aún no han sido detectados por los competidores.
La esencia de la estrategia de segmentación consiste en que la empresa enfoque su actividad en los blancos seleccionados y no en permitir que corra a ciegas tras la obtención de un cliente más. El desarrollo de esta estrategia exige disciplina para concentrar el esfuerzo en blanco escogidos.
El Paradigma excluyente de Michael Porter fue desarrollado en 1980, en el que se presentó tres estrategias genéricas internamente consistentes en que se pueden emplear de forma aislada o en combinación para crear una posición defendible a largo plazo y para superar a los competidores dentro de un sector.
La noción que fundamenta el concepto “estrategias genéricas” es que la ventaja competitiva está en la amenaza que representa una estrategia y para obtenerla es necesario que la entidad elija el tipo de ventaja competitiva que desea y el marco dentro del cual buscará alcanzarla. Los tipos básicos de ventaja competitiva son: a) el atractivo del sector en términos de rentabilidad a largo plazo y la definición de otros factores que determinan ese atractivo, y b) el posicionamiento competitivo dentro de un sector.
Las tres estrategias competitivas genéricas van de la mano con el alcance de las actividades en las que la organización pretende obtener su ventaja competitiva, para registrar un desempeño por encima de la media en un sector, estas son: el liderazgo en costos, la diferenciación y el enfoque. La estrategia del enfoque tiene dos variantes: el enfoque en el costo y el
enfoque en la diferenciación.
La implementación y la ejecución exitosa de las estrategias genéricas requieren de diferentes recursos y habilidades e implican diferentes arreglos organizacionales, procedimientos de control y sistemas creativos.
Por tanto, para tener éxito es indispensable el compromiso continuo con una de las estrategias como blanco primario. Las estrategias genéricas también necesitan estilos diferenciados de liderazgo y se traducen en entornos y culturas organizacionales bastante diferentes. Por lo tanto, la estrategia adoptada atraerá diversos tipos de personas.