María Iraburu
Rectora de la Universidad
“Ser personas que no son anti-nada ni anti-nadie, meta-reflexivas, comprometidas con la verdad y amantes de la libertad, permitirá que el propio trabajo forme vínculos, tienda puentes, ayude a superar fracturas y a unir fuerzas para crear proyectos al servicio del bien común. Quienes trabajamos en las universidades tenemos la oportunidad y el desafío de mostrar que es posible una exploración compartida sobre cualquier cuestión, desde el respeto a las personas y la apertura a la realidad, siempre con el rigor y la amplitud de miras propios de la Universidad”.
Hace pocos días celebramos en la Universidad de Navarra uno de los días más emblemáticos del año académico: la investidura de los nuevos doctores. Con esa ocasión, propuse una reflexión sobre un tema que, a mi entender, es clave para la universidad como institución y para la sociedad como beneficiaria de su actividad docente e investigadora: la conexión entre libertad y verdad.
La investigación es, ante todo, búsqueda de la verdad, y sin esa aproximación pierde sentido.
La investigación es, ante todo, búsqueda de la verdad, y sin esa aproximación pierde sentido. La verdad no es algo que poseamos, sino una meta que buscamos alcanzar y esa búsqueda sólo es posible en un contexto de libertad: libres para buscar la verdad. Esto, que podríamos considerar un punto de partida indiscutido, está siendo amenazado en los últimos años. Sin pretender hacer un análisis exhaustivo, podemos definir dos grandes orígenes de esta amenaza. El primero tiene que ver con la influencia en la universidad de posicionamientos políticos o ideológicos.
En Estados Unidos y otros países las autoridades y los demás miembros de la comunidad universitaria se enfrentan con frecuencia a censuras que llegan desde ambos extremos del espectro ideológico, poniendo en riesgo, no solo la libertad de expresión, sino también la libertad necesaria para profundizar en los saberes y permitir que la investigación arroje luz sobre las grandes cuestiones. Seguramente no hay una única causa que justifique esta situación, pero la creciente polarización y el efecto aislante y, sobre todo, multiplicador de las redes sociales contribuyen en este contexto a que se limite el acceso libre y abierto a los demás y a sus ideas, condición de partida para la búsqueda de la verdad.
El segundo frente es más difícil de identificar, porque está dentro de los que nos movemos en el ámbito académico. Tiene que ver con la restricción que supone nuestra propia área de conocimiento. La especialización es propia de la investigación, pero la verdadera visión universitaria identifica no solo las posibilidades de cada ciencia, sino también sus límites y, por tanto, las posibles aportaciones de las demás.
Continuará…