Israel Gómez Córdova
Jefe Departamento de Documentación y Divulgación
[email protected]
Las organizaciones modernas disponen a partir de la adopción de los nuevos conceptos de la calidad de la oportunidad de consolidar sus mecanismos de gestión y de diferenciación de sus productos. Esa diferenciación puede, a su vez, ser certificada y, por lo tanto, reconocida por un organismo de certificación lo que refuerza la idea de la calidad; es decir, de una organización “preocupada” permanentemente por dar satisfacción a lo que promete y a lo que demandan sus clientes.
La idea es ver dónde están los puntos oscuros de la organización que hacen difícil una superación permanente. Luego identificar si existen normas de aplicación voluntaria para abordar un principio de solución a las limitaciones identificadas. Posteriormente, capacitarse para adoptar las normas y, en lo posible, certificar la conformidad de esa adopción con una empresa certificadora. Se debería empezar por los productos, luego continuar con los procesos y finalmente adoptar un sistema de aseguramiento de la calidad. Cada paso brindará la oportunidad de ampliar la visión de la organización apuntando hacia horizontes aún desconocidos e incluso insospechados.
Se debería empezar por los productos, luego continuar con los procesos y finalmente adoptar un sistema de aseguramiento de la calidad.
La calidad total que ha surgido como idea rectora para la mejora de las organizaciones públicas no puede ser entendida como un mecanismo de logros de ajustes indiscriminados o de simple reducción de gastos. Tampoco como una herramienta para disminuir la cantidad de personal, aunque sea necesario la redistribución funcional de los recursos humanos.
En la medida que un proceso de este tipo que apunte a una organización sintonizada con los principios de la calidad total reclama de la activa participación de su gente, mal podría ser encarada como instrumento racionalizador.
Finalmente, la gestión pública de calidad es una oportunidad de mejora que se debe encarar con entusiasmo, pero es necesario reconocer que una mejora requiere de un tiempo de maduración adecuado y que la receta para ello debe ser hecha, siempre con la convicción y con la esperanza de encontrar nuevas oportunidades a partir de la búsqueda de la eficiencia y eficacia. Hay muchas experiencias enriquecedoras, pero no deben ser tomadas como ejemplo ya que cada organización es la respuesta sobre la base de recursos, un contexto y culturas siempre cambiantes.