SELVIN CARPIO
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Todos los junios se celebra el Mes de Miguel Ángel Asturias, en virtud del aniversario luctuoso de nuestro Premio Nobel de Literatura, acontecido un 9 de junio de 1974. Es de resaltar que al Gran Lengua se le recuerda también en otras fechas tales como su nacimiento, el día en que gana el Premio Nobel, las fechas de publicación de su extensa y significativa obra y otros acontecimientos de su vida.
Sin embargo, es poco recordado este mes de junio como el mes de nacimiento de otro gran escritor guatemalteco, ya que un día 28 de junio de 1916 nace en la ciudad de Guatemala Virgilio Rodríguez Macal. En nuestro país es el referente del llamado Relato Criollista, que en cuanto a estructura narrativa y técnicas del propio relato, sigue el modelo de la llamada Novela Tradicional, cuya forma quedó definida en el siglo XIX, con autores como Balzac y Flaubert. Según Francisco Albizúrez Palma, en Guatemala, el relato criollista se desarrolló con retraso con respecto de otros países hispanoamericanos.
Las grandes novelas regionalistas aparecieron en los años veinte-cuarenta; obras como Doña Bárbara, La vorágine, El mundo es ancho y ajeno. En nuestro país la primera novela criollista fue El tigre, de Flavio Herrera, publicada en 1932. En 1935 aparecen La tempestad, del mismo autor, y La gringa, de Carlos Wyld Ospina. A partir de 1944, se incrementó la publicación de relatos criollistas; sin embargo, ocurre cuando ya, en términos generales, Hispanoamérica está empezando a abandonar este tipo de relato.
Ese amor a su patria se refleja en sus obras y sobre todo ese espíritu aventurero que tenía.
En Guatemala el criollismo alcanza una prolongación que rebasa 1950, que suele tomarse como punto de referencia en cuanto al decaimiento de este tipo de obras y el incremento del nuevo relato hispanoamericano. En ese año, justamente, Rodríguez Macal obtiene el Primer Premio en los Juegos Florales Centroamericanos, con su novela Carazamba. Virgilio Rodríguez Macal vivió y estudió en los Estados Unidos, España y Chile, por lo que muy joven regresa a Guatemala con una gran emoción y ansias de vincularse a ella y de conocerla a cabalidad. Ese amor a su patria se refleja en sus obras y sobre todo ese espíritu aventurero que tenía, sumado a una gran afición y casi vicio por la cacería, pero sobre todo, la admiración y el disfrute que él tenía por toda la verde naturaleza de Guatemala.
De ahí que la inmensa mayoría de su producción literaria se desarrolla en tres departamentos de nuestro país con ese ingrediente verde, Alta Verapaz, Baja Verapaz y Petén. En 1942, con apenas veinticinco años, escribió su célebre obra literaria La mansión del pájaro serpiente, quizá la más representativa, premiada ese mismo año con el primer lugar en el certamen convocado por la casa editora Farrar & Reinhart, de Nueva York. Más tarde, en 1958, sale a mundo literario su segunda parte, El mundo del misterio verde. Anteriormente se publica su novela sangre y clorofila, con la que el autor gana en 1948 el primer premio de los Juegos Florales Centroamericanos.
Con la novela Carazamba, obtiene de nuevo el galardón, ahora en 1950 y repite el premio al año siguiente en 1951, con la novela Jinayá. La voluminosa obra Guayacán obtiene el premio único en el Certamen Centroamericano de Ciencias, Letras y Bellas Artes de 1953. En 1958 publica Negrura, una novela que se aparta totalmente del ambiente selvático de Guatemala, ya que se desarrolla en la Alemania de la posguerra, recién terminada la Segunda Guerra Mundial.
Con esta novela gana en España el prestigioso premio Pedro Antonio de Alarcón. Y finalmente Cuatro cuentos diferentes, publicada en 1960, con la que obtiene nuevamente el primer lugar en el Certamen Nacional Permanente de Ciencias, Letras y Bellas Artes de ese mismo año. El último novelista del ciclo criollista, el gran Virgilio Rodríguez Macal, quien un 13 de febrero de 1964 dejaba este mundo a una edad muy joven, 47 años, edad en la que la mayoría de escritores empiezan una segunda etapa en su vida literaria.