Amy Zepeda
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El mantener un vigoroso comercio exterior entre los países centroamericanos es, sin lugar a dudas, algo fundamental para alcanzar la anhelada reactivación económica, principalmente tras los complejos meses vividos producto de la pandemia donde una proporción considerable de las exportaciones de las empresas tiene como destino diferentes mercados de la región.
Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que los reglamentos no equilibrados o derechamente la falta de estos, son factores que podrían perjudicar en el futuro los flujos comerciales entre los países centroamericanos. Es indispensable tomar en cuenta que Centroamérica debe colocar un esfuerzo importante en facilitar el intercambio de bienes y servicios, así como también, resulta clave mantener una coherencia entre los temas de salud y comercio.
En toda Centroamérica existe una gran movilidad y consumo de productos del sector alimenticio, lo que conlleva atender la incorporación de regulaciones técnicas de comercio para ejercer controles en esos intercambios. Por lo mismo, intentar aunar normativas es algo necesario.
En este sentido, debe existir un equilibrio. En muchos países se han enfrentado regulaciones que tienen como fundamento temas de salud, pero que se traducen en normas que afectan el comercio, por lo que es necesario encontrar balances, entre los objetivos legítimos de salud y los objetivos de intercambio comercial.
”Resulta clave mantener una coherencia entre los temas de salud y comercio.“
Datos entregados por la Cepal, permiten establecer que durante el período 2000-2021, omitiendo los años influenciados por algún tipo de crisis, Panamá recibió el 34.4 por ciento de los flujos de inversión extranjera hacia la región, mientras que Costa Rica lo hizo con 26.6 por ciento. Por su parte, Honduras 12.3 por ciento, Guatemala 10.8 por ciento, Nicaragua 8.2 por ciento y El Salvador con el 7.8 por ciento
marcaron el registro total.
Ahora bien, solo utilizando el período 2010-2019 (década anterior a la pandemia), la realidad no cambia en demasía. Panamá alcanzaría 40.6 por ciento del total, Costa Rica disminuiría a 25.3 por ciento, Guatemala tendría 11.2 por ciento, Honduras caería a 10.4 por ciento del total, Nicaragua se mantendría en 8.5 por ciento y El Salvador caería a 4.0 por ciento del total.
Con todo, al margen del tipo de gobierno y nivel de recuperación que se tenga, los expertos evalúan la calidad de las condiciones sistémicas de inversión, por lo que los países, en lugar de quedarse exclusivamente en el campo de los incentivos tributarios a la inversión, o seguir con la eterna estrategia de la estabilidad económica, deben preocuparse por construir una serie de condiciones adicionales, si en realidad quieren ser un foco de atracción de la inversión extranjera, que contribuya a la generación de empleo y bienestar para Centroamérica.