Álvaro Bañón Irujo
Profesor de Dirección Financiera e Inversiones
Tras la invasión rusa a Ucrania, en febrero de 2022, se dispararon los precios de casi todas las materias primas. El del gas natural se dobló entre enero y mayo, y con él, el de la energía eléctrica. El del petróleo subió un 50 por ciento y el de materias primas como el trigo, otro 50 por ciento.
En verano del año pasado, la gasolina alcanzó en España el valor de hasta 2.1 euros por litro y algunos auguraban que alcanzaría los 3 euros. Hoy el gas está –y ha estado este invierno– prácticamente al mismo costo que antes de la invasión, la electricidad lleva meses más barata que antes y el litro de gasolina está en torno a los 1.5 euros. El trigo, casi un 50 por ciento más económico que hace un año.
¿Qué ha pasado? Desgraciadamente, no es que haya acabado la invasión. Lo que ha ocurrido es que los mercados han funcionado y la oferta y la demanda se han ajustado al nuevo escenario, llevando los precios de nuevo al equilibrio en los mercados de materias primas.En el lado de la demanda, en
empresas y hogares se ha buscado la eficiencia energética para gastar menos.
Las empresas también han tomado conciencia de la importancia del coste energético y han tomado medidas.
En las casas y comunidades de vecinos, la calefacción se ha encendido más tarde, se ha invertido en aislamientos y se vigilan más los consumos. Las empresas también han tomado conciencia de la importancia del coste energético y han tomado medidas. El resultado de todo esto es una bajada del consumo de gas de más del 17 por ciento en Europa (un 10.8 por ciento en España).
¿Se habrían tomado estas medidas si no hubiera habido una brutal subida en los precios? Muy probablemente no. Aunque suene raro, esta elevación de costos ha sido sana porque ha llevado a los consumidores a la eficiencia.
Por el lado de la oferta, y especialmente en el caso del gas, el mercado ha funcionado: al aumentar tanto los precios aparecieron vendedores de gas de debajo de las piedras y Europa tiene incluso dificultades para almacenarlo. Hay exceso de oferta y el precio del gas se ha desplomado. Ha habido incluso atascos de buques metaneros para descargar gas natural licuado en los puertos españoles.
Continuará…