Israel Gómez Córdova
Jefe Departamento de Documentación y Divulgación
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La mayor complejidad social y política ha obligado a los gobiernos, de diferente signo, a buscar nuevas herramientas para conseguir sus objetivos y realizar eficazmente sus tareas. Por ello, han implantado tecnologías y sistemas de operación para reactivar una maquinaria adormecida que requiere ofrecer respuestas innovadoras ante una ciudadanía cada vez más demandante de servicios de calidad.
Es así como se ha venido articulando la nueva gestión pública, cuya implementación exige asumir una serie de principios que implican una forma diferente de visualizar la gestión gubernamental. También es concebida como una “cultura transformadora que impulsa a la Administración Pública a su mejora permanente, para satisfacer a cabalidad las necesidades y expectativas de la ciudadanía, con justicia, equidad, objetividad y eficiencia en el uso de los recursos públicos”.
Promueve procesos de mejora de la estructura y el funcionamiento de los servicios públicos, de la aplicación de estándares de calidad, propiciando un cambio en los paradigmas de la gestión pública. En este sentido, el objetivo es impactar en la mejora de la gestión pública y contribuir a que el servidor público sea agente principal para el cambio.
Promueve procesos de mejora de la estructura y el funcionamiento de los servicios públicos
Se orienta a destacar aquellas iniciativas que, mediante la aplicación de nuevos e innovadores mecanismos de prestación del servicio público, a través de programas, proyectos o procesos de mejora, demuestran con sus resultados el mejoramiento en la calidad del servicio ofrecido a la ciudadanía.
La mejora de la gestión es la expresión de un Gobierno comprometido con el desarrollo económico, social y cultural de un país, la cual se logra incentivando los procesos de mejora continua e innovación en todas las instituciones públicas. El sistema de gestión de calidad ha sido usado durante décadas para alcanzar la excelencia de los productos y servicios.
Dependiendo del enfoque, la calidad puede estar determinada por las necesidades del usuario, por la relación precio-valor o por el cumplimiento de ciertos pasos en el proceso de elaboración. En el caso de la administración pública, la calidad se mide en términos de utilidad del producto o servicio que se presta a los usuarios y la satisfacción que generan en función de las necesidades de los ciudadanos.