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La diferencia era tan expresiva en el marcador y en las ocasiones al descanso, con un 0-2 a favor del Manchester United, que el partido parecía resuelto para el conjunto dirigido por Erik Ten Hag, sin intuir la reacción del Tottenham, resurgido en la segunda parte, insistente, ofensivo y capaz de nivelar el encuentro con el 1-2 de Pedro Porro y con el 2-2 de Son Heung Min, ya en el minuto 77, para salvar un punto.
El empate final es un alivio para el conjunto londinense, que redujo la crisis que sufre, evitó su caída a la séptima posición (allí habría ido con una derrota), retuvo la quinta casilla, e incluso, lo más relevante fue que sostuvo, al límite, sus posibilidades de jugar la Liga de Campeones de la temporada que viene.
Nueve puntos habrían sido un mundo; seis no lo parecen tanto. Es la distancia que separa al United, cuarto, del Tottenham, quinto, después de 33 jornadas.