Israel Gómez Córdova
Jefe Departamento de Documentación y Divulgación
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Es vital continuar prestando servicios de calidad y adaptados a las nuevas necesidades de los ciudadanos. Para lograrlo, se necesitan fondos para el resto de las funciones propias del sector público.
Se habla de privatizaciones, descentralización, desregulación, desmonopolización, gestión por resultados, gobierno electrónico y muchas políticas más que se tratan de implantar para transformar la administración pública.
El empleado juega un papel importante para implementar un modelo, rutinario, formalista y procesal que persiste en las organizaciones públicas, y las libertades que se ha autoconferido, que podríamos denominar dispositivos culturales informales. Estos son comportamientos guiados por normas no previstas por el sistema formal que influyen de manera decisiva en la forma de concebir y actuar dentro del sector público.
Estas conductas ponen en evidencia la falta de acatamiento a las normas legales, el apego a la informalidad y la baja orientación a la búsqueda del bienestar general pero es preciso ejecutar y gestionar conductas dentro las cuales encontramos: 1) Uso flexible y discrecional de los tiempos, ya sea en lo relativo a los horarios de entrada y de salida del trabajo como a los de almuerzo y descanso.
La cultura organizacional pública supone objetivos oficiales, procedimientos normados
y roles institucionales claramente establecidos.
2) Formas de ascenso que no se corresponden con condiciones de idoneidad y experiencia en el puesto de trabajo. 3) Sistema de castigos y recompensas no formales que influyen en la función de la tarea, guiado por criterios donde prima el interés personal, la afinidad política e ideológica y la amistad. 4) Uso privado de herramientas públicas (papel, impresiones, fotocopias, teléfono, automóviles, etc.) de manera discrecional.
5) Mecanismos de control de ausentismos y licencias incoherentes y en algunos casos inexistentes. 6) Inconsistencia en la asignación de tareas con respecto al cargo que se ocupa oficialmente. La cultura organizacional pública supone objetivos oficiales, procedimientos normados y roles institucionales claramente establecidos, pero también existe un conjunto de reglas no previstas por el sistema formal que influyen de manera categórica en la regulación de los comportamientos dentro de este.
Se debe someter a discusión el historial de las reformas implementadas, las dificultades para una verdadera modernización del Estado y la necesidad de poner en la agenda gubernamental la transformación de la administración pública para un mejor funcionamiento del Estado.
