Guillermo Monsanto
Foto: Guillermo Monsanto
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Este artista trabaja mucho y, lamentablemente, expone poco. En 2002 obtuvo un Glifo de Bronce en la Bienal de Arte Paiz y poco después exhibió en espacios muy señalados como la Subasta del Club Rotario Guatemala Sur, la Fundación Paiz para las artes y la cultura, Galería El Attico, Fundavida y otros espacios que le han dado lugar a sus propuestas.
Su más reciente exposición se inauguró el pasado viernes 21 de abril en el vestíbulo del hotel Sheraton, en la zona 4. En esta ocasión, expuso alrededor de cuarenta obras cuya esencia metafísica es manifiesta. Su visión arquitectónica le hace forjar ingeniosas estructuras que nos hacen pensar en una ciudad fantástica y futurista. En lo particular sus proyectos son concepto y pintura bidimensional al mismo tiempo.
Su creación, fundamentada en una incansable expresión de líneas paralelas, se hermana con recurrencia, y por sus resultados, a lo urbano. La visión intuitiva que posee para la composición y la espontánea paleta es quizá su sello inconfundible. La hendidura, provocada por sus marcadores sobre el soporte, toma valores relacionados al grabado y exponen la entereza de su trazo. En el campo compositivo, también, hay que resaltar la manera en la que aborda el espacio.
Producto surgido de la exploración de las formas.
Consigue apropiarse del formato reesquematizándolo para dotarlo de interesantes valores espaciales. En lo plástico, también reluce su entendimiento personalista de lo geométrico y su armonización en el conjunto. Incluso algunas de sus derivaciones podrían percibirse dentro del campo cubista. Estos valores redundan en las ilusorias formas visuales que quedan resumidas en elementos que nos dan la idea del objeto ideal y, por ende, son conceptualización total al mismo tiempo.
El encanto en el legado de Schneider radica en la contundencia e inocencia que le otorgan verdad a su trabajo. Con ellas, el oficio alcanzado con el dibujo y la certeza con que lo ejecuta, proveen peso estético a cada una de sus obras. Fuerza que redunda en el ánimo del que observa su cosmos imaginativo. El trabajo es original en muchos sentidos, ya que el artista ha madurado su lenguaje expresivo para llevarlo al nivel metafísico ya mencionado párrafos atrás.
Producto creativo surgido de la constante exploración de las formas y el encuentro de los pigmentos que hacen vibrar a sus pinturas. A veces sus cuadros podrían rememorar escenografías para películas o teatro. En este último campo hay que subrayar que Johann Schneider proviene de una familia de artistas escénicos entre los que destacan actores, cantantes, literatos, pianistas y guitarristas.
Fuentes desde las que se pueden entender las armonías que dominan su espíritu. Este pintor suele producir sin estar supeditado a las presiones de una próxima exposición. De este modo lo que realiza surge del ejercicio constante de su talento.