En el segundo de los tres días de la visita oficial que realiza a Taiwán, el Presidente de la República no solo dejó en claro los fuertes lazos comerciales, diplomáticos y culturales que unen a ambas naciones, sino que advirtió que esa relación no es negociable, porque es la muestra inequívoca de la defensa de la soberanía y de la independencia a la que tienen derecho los pueblos del mundo.
Durante su encuentro con la mandataria taiwanesa, Tsai Ing-wen, el jefe de Estado reiteró que admira y pide respeto por la autodeterminación de los países. Además, manifestó que los vínculos que nos unen se sustentan en la hermandad, la solidaridad y el intercambio desinteresado del comercio.
“El diálogo político, económico y cultural entre las partes se ha mantenido siempre en la senda del respeto y la cordialidad, pero sobre todo de la fraternidad. Hemos estado juntos en los momentos más importantes y hoy refrendamos todo ello”, expresó un firme y sincero homenajeado.
La respuesta de la gobernante también fue contundente cuando abogó por el fortalecimiento de los nexos que sustentan la solidaridad de los territorios y valoró el excepcional aporte de nuestro dignatario en la consolidación bilateral que hoy está más fuerte que nunca. La jornada dejó evidencias de la cortesía y admiración entre las autoridades.
De esa cuenta, Tsai Ing-wen confirió la Orden de Jade Brillante con Gran Cordón al visitante guatemalteco. “En representación del pueblo taiwanés otorgó esta Orden para reconocer su extraordinaria contribución al fortalecimiento de nuestros lazos, así como para expresar nuestro más profundo agradecimiento a usted y a sus conciudadanos”, resumió.
Finalmente, al representante centroamericano le bastaron unas pocas palabras para refrendar la posición del Estado en torno al tema. “Esta insigne distinción constituye otro eslabón en la sólida relación entre los dos Estados”, la que persistirá a lo largo del tiempo.