Fotos: EFE
Miles de mexicanos contemplaron ayer en la frontera con Estados Unidos (EE. UU.) el despegue histórico, y posterior explosión, del cohete Starship del magnate estadounidense Elon Musk.
Los asistentes se congregaron en la desembocadura del río Bravo en Matamoros, Tamaulipas, cerca de la sede de la empresa SpaceX, que se ubica en la ciudad estadounidense de Boca Chica, Texas. Familias locales y de otros municipios llegaron desde temprano a la boca del río que divide a México y EE. UU. para observar el vuelo de la astronave, catalogada como la más potente de la historia.
Del lado norteamericano también había espectadores que compartían la esperanza de que se concretará el plan de SpaceX, después de que se canceló el lunes por problemas técnicos. Sin importar que haya estallado minutos después, los asistentes se declararon impresionados por el acontecimiento y la atmósfera de estruendos que se percibieron del lado mexicano.
Era el segundo intento de SpaceX para la prueba del proyecto del gran cohete Starship, diseñado para transportar a personas a la órbita terrestre, la Luna y Marte, que se compone de una nave (Starship) y un propulsor (Super Heavy Rocket) integrados.
Eclipse total
Por otra parte, durante un minuto, un eclipse solar total hizo que ayer se oscureciera como si fuera plena noche en la pequeña y remota localidad de Exmouth, en el noroeste de Australia, uno de los pocos lugares del mundo donde se pudo contemplar el fenómeno en su plenitud.
Más de 20 mil personas, según el canal público ABC, se desplazaron hasta Exmouth, con sus telescopios, mantas y sillas para presenciar el acontecimiento.