La celebración de la Semana Santa es única en Guatemala. Esta festividad combina elementos precolombinos con creencias católicas importadas por los españoles hace más de cinco siglos.
El fervor que se vive en nuestro país tiene tintes mágicos y místicos, por lo cual no tiene comparación en el mundo.
Estas y otras razones hicieron que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la declarara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La festividad está llena de tradiciones, que van desde lo religioso hasta lo gastronómico y turístico.
Entre tantas maravillas están los cortejos procesionales, la elaboración de alfombras en las calles por donde pasan las andas, así como la realización de sagrarios en los templos católicos el Jueves Santo.
También figuran los platillos como el pescado seco y los ceviches, el pan sin levadura y dulces hechos con una variedad de frutas.
En esta época, miles de guatemaltecos prefieren viajar a las playas y demás centros de recreación, fomentando con ello el turismo interno y la dinámica económica.