Manuel Casado
Catedrático emérito de la Facultad de Filosofía y Letra
Ala esfera del entretenimiento se adscriben unidades léxicas como bugui-bugui, cameo, ciberpunk, fanzine, manga, precuela, rap y derivados, resort,sesión golfa, sudoku, zapear… no siempre netamente separables de voces relativas a la estética, la moda, indumentaria, formas de vida, etc. como autofoto y selfi, bótox, camp, okupa y derivados, parka, punki y vedetismo. Son también numerosos los neologismos relativos al ámbito de la alimentación.
No en vano los chefs representan figuras emergentes de la cultura de hoy, con programación televisiva de amplio seguimiento: palabras como brioche, brócoli, carbonara, chopito, chucrut, confit, crepe, crocanti, tofu, garrofón, muesli, panetone, compango o sancocho, además de veganismo y vegano, han ingresado por la puerta grande en el DLE. Y a la espera están muchas otras del mismo campo semántico o asociativo.
Contiguo a la alimentación se encuentra hoy otro consenso social: el relativo a la salud.
Contiguo a la alimentación se encuentra hoy otro consenso social básico: el relativo a la salud (también la mental), así como al bienestar físico y emocional. La innovación léxica relacionada con esta esfera se ha incrementado exponencialmente con voces que designan, entre otras realidades, fobias y adicciones, como amaxofobia, aporofobia, baipás, bipolar, bulímico, endorfina, estent, sociópata y derivados, farmacodependencia, los acortamientos léxicos fisio, depre y neura, la nanomedicina, la viagra, etc.
Si las palabras anorexia y vigorexia han encontrado ya acomodo en los catálogos académicos, desde hace algunos años están llamando a sus puertas tanorexia, ortorexia o megarexia, de cuyo amplio empleo y significado nos dan noticia Wikipedia y otros muchos sitios de la red.
Continuará…