Frank Gálvez
Locutor y Periodista
[email protected]
La paciencia es la virtud de ejercitar la moderación en situaciones difíciles, lo que permite al individuo avanzar hacia metas valiosas, sin descarriarse por las circunstancias o las provocaciones. Es la capacidad de permanecer calmo cuando se deja de ser eficaz. Le da al Ego la oportunidad de relajarse y no seguir imponiéndose.
Cultivarla ayuda a desarrollar resiliencia, persistencia y es una excelente arma para luchar con las barreras emocionales negativas que surgen en el camino hacia el éxito, sin ceder a la frustración o la ira. Cuando te enojas, emocionas o enamoras, el autocontrol debe manifestarse en lo más alto. Cuando se trata de la toma de decisiones, el autocontrol lo es todo.
Practicar la paciencia activa significa que te estás moviendo rápido en las actividades del día a día, pero disfrutas tanto del presente que no te preocupas por el futuro. Al hacerlo, te salvas a ti mismo y permites que tus actividades intelectuales continúen sin obstáculos. Ese sentimiento se presenta en el pescador que se prepara plenamente antes de lanzar la caña con carnada y luego, una vez que el cebo toca el agua, realmente disfruta el proceso de estar allí. Por eso es paciente: Atrapar peces es su ganancia, pero su objetivo es disfrutar el instante.
”La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce“ (Jean-Jacques Rousseau).
Poca gente medita en lo importante de fortalecer esta cualidad que ayuda a mantener la calma ante la adversidad o la demora, sin enfadarnos ni disgustarnos, donde la capacidad de soportar escenarios difíciles nos ayuda a progresar. La paciencia implica reconocer que el cambio y el progreso toman tiempo, y que es importante permanecer firme y persistente frente a los inconvenientes, siendo capaces de someter nuestras metas y deseos a corto
plazo por los de largo plazo.
Así, fomenta la equidad del cosmos, y se trata menos de la otra persona, situación o cosa, y más de la gestión adecuada del Yo Interno. La paciencia se ejerce por uno mismo y no por los demás. Si te molestas constantemente, nunca alcanzarás tus objetivos, y simplemente te distraerás en trivialidades.
El novelista ruso Lev Nikoláievich Tolstói dijo acertadamente: “La paciencia es esperar. No es esperar pasivamente, eso es pereza; sino seguir avanzando cuando el andar se torna difícil y lento: eso es la paciencia”. Muévete, trabaja duro y disfruta. Ten confianza en que vienen cosas buenas y dale a la creación tiempo y espacio para revelarse en su momento. Si logras ser feliz con tu presente, siempre estarás conforme con el futuro.