La confiscación de 120 toneles con presunta fentanila, ejecutada por los organismos de seguridad, viene a consolidar una estrategia de combate a los cárteles de la droga que, en materia de resultados, no tiene precedentes en el país.
El hallazgo evidenció también la formidable coordinación que prima entre instituciones del Gobierno y las oficinas del Departamento de Estado. De hecho, el trabajo de inteligencia nacional e internacional realizado permitió anticipar lo que sería el primer ingreso de estos químicos a Guatemala, información que facilitó las incautaciones.
Lo cierto es que los resultados en esta lucha sin cuartel se demuestran con números. Para ejemplificar lo anterior baste decir que en 2022, el valor de los narcóticos despojados suma Q170.6 millones, mientras que los bienes privados a estos grupos equivalen a Q1.4 millardos.
Además, gracias al trabajo de las fuerzas civiles y militares de seguridad, con el apoyo de fiscales del Ministerio Público, se detuvo a 40 extraditables, 27 de ellos, supuestamente, ligados a esta actividad criminal. En la misma línea, esta semana se conoció que en 2023 han sido capturados 8 presuntos narcotraficantes, quienes son solicitados por los tribunales norteamericanos.
Lo cierto es que la fentanila decomisada, cuyo total aún se desconoce, representa un éxito en materia de seguridad, pero también en lo relativo a la salud de los guatemaltecos. De acuerdo con las autoridades, el fentanilo es un sintético 50 veces más fuerte que la heroína y hasta 100 más que la morfina.
Un dato espeluznante advierte que en 2021 fue la principal causa de que en Estados Unidos se registrara un récord de 107 mil muertes por sobredosis.
En fin, la lucha contra estas agrupaciones del mal requiere valentía y dominio del tema, pero sobre todo de funcionarios conscientes y dispuestos a construir un país libre de drogas.