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Málaga, EFE. Con Luis de la Fuente al mando, luego del fin de un ciclo liderado por Luis Enrique Martínez, en el que se acariciaron títulos y se renovó la plantilla, la selección española inicia nueva era en La Rosaleda, con retoques obligados al estilo que impulsó el éxito, sin ningún superviviente de los ganadores del Mundial de 2010 y con una primera prueba contra Noruega, mermada en su potencial por la baja de Erling Haaland.
De la Fuente es la imagen del cambio de la selección española con el objetivo de volver a saborear las mieles del éxito después de once años de intentos. Es la apuesta de Luis Rubiales por un hombre de la casa que cumple en mayo una década en la Federación, que saboreó la gloria con un puñado de jugadores que ahora acaparan la absoluta. Una Eurocopa Sub-19 y una Sub-21, el oro de los Juegos Mediterráneos, la plata olímpica de Tokio 2020.
Es un aval a un modelo entrenador que modifica el perfil de seleccionador. Un tipo cercano y humilde, muy próximo al jugador, al que cede todo el protagonismo. Alejado del foco que acaparó Luis Enrique hasta un Mundial, el de Catar, que fue el punto y final a un proyecto que se instaló en el extremo. Su selección de autor, rejuvenecida, acarició la gloria en la Eurocopa 2020, derrotada con injusticia en los penales de semifinales por Italia, posterior campeona. Y lo rozó frente a Francia en la última edición de la Liga de Naciones, remontada por un tanto que ahora sería ilegal porque propició un cambio de norma. Caer en octavos de final de la Copa del Mundo el pasado diciembre impulsó el cambio.
Y España se presenta con De la Fuente al mando. En un reestreno en un cargo que ocupó por un día, cuando la Sub-21 jugó como absoluta porque los internacionales que jugarían la Eurocopa debían estar confinados luego de un positivo en coronavirus de Busquets. Aquella goleada en Butarque a Lituania (4-0), en junio de 2021, fue el primer paso. La demostración de que había en la casa un técnico preparado para el salto.