Víctor Espinosa
Investigador Faro UDD
Lo contrario también aplica. En su libro La Tiranía de los Expertos (2014), William Easterly, uno de los 100 economistas más influyentes del mundo, explica que la pobreza y la desigualdad son el resultado de barreras legales que dificultan o impiden el espíritu emprendedor de las personas.
La abolición de la propiedad privada significa atacar el derecho del ser humano a disponer de su persona, del fruto de su creatividad empresarial y de su libre uso. Es sustituir la voluntad de los individuos libres por la voluntad de quienes los mandan. Esta es una de las razones por las que el socialismo como abolición de los derechos de propiedad privada es un lastre para el crecimiento económico y el desarrollo (Merriam-Webster, 2023).
El capitalismo constitucional implica cambiar la mentalidad y pasar de dar poder al Estado y a los políticos a dar poder al pueblo. En el ámbito de la educación escolar, por ejemplo, sería pasar de un sistema educativo rígido, segregado y controlado por el gobierno central a una educación gratuita, autónoma e inclusiva.
Los ingresos de los colegios dependerían del número de alumnos que
obtuvieran.
Los ingresos de los colegios dependerían del número de alumnos que obtuvieran (subvención a la demanda, también conocido como sistema de voucher), fomentando la competencia de proyectos educativos y la orientación de los currículos a las demandas del mercado laboral en un círculo virtuoso. De hecho, los mejores sistemas educativos del mundo, como Estonia, Finlandia o Suecia, se apoyan en esta lógica.
Que el nuevo proceso constitucional sea positivo para los chilenos (es decir, que conduzca a un crecimiento y desarrollo económico sano y sostenido a largo plazo) depende de un sistema económico que facilite el emprendimiento, el ahorro y la inversión bajo el principio de no agresión. Es hora de poner fin a la hipocresía y avanzar hacia el capitalismo constitucional. Como dijo el economista Ludwig von Mises, “todo el mundo, por muy fanático que sea en difamar y combatir el capitalismo, le rinde implícitamente homenaje al demandar apasionadamente sus productos”.